Hace ya algunos días (bueno, realmente un par de semanas) tuve el enorme placer de asistir a una fiesta privada difícil de calificar. Se trataba del cumpleaños de una "blogueira" amiga que anda un poco desaparecida en combate, mi queridísima Vitruvia (también conocida como Malulha Guevara).
Ella es la autora de un blog que aúna lo personal con lo literario, lo irónico, lo imaginativo y lo alucinante con la angustia de una vida real vivida a ras de suelo. La literatura intimista que, como buena gallega, es capaz de escribir una mujer autodidacta es su sello de fábrica y la señal inequívoca de que estamos en territorio vitruviano. Os recomiendo una vuelta por sus correrías, aunque hace algún tiempo que actualiza poco o muy poco, para desgracia del resto de los mortales que adorabamos pasear por sus páginas y reirnos un rato con ella.
Supongo que la falta de tiempo será el principal motivo de su ausencia, que no la falta de imaginación, ya que nos deleitó con un pequeño poema infantil en gallego que bien merece ser editado por alguna de esas maravillosas editoriales gallegas especializadas en ese público tan selectivo y exigente.
Dos muestras de la cara de sorpresa... hay gestos que lo dicen todo.
La fiesta fue sorpresa completa, como muestran las imágenes seleccionadas, pero el resultado fue fantástico. Tres hermanas (dos de ellas muy vinculadas a este mundo cibernético que nos une: Vitruvia -blogueira- y Lupe Bicos -fotógrafa-) que se abrazan, se quieren y se animan entre si; sus familias que se hacen bromas, se ríen y se dan caña cuando hay que darla... y dos desconocidos que se colaron (invitación de por medio, claro) en mitad de la algarabía para testificar, de parte de este otro mundo que algunos desprecian, que la gente que hay al otro lado de las pantallas es gente de verdad, que ama y respeta de verdad, siente de verdad y sufre de verdad.
Ignoro si ellos se sentían a gusto con nosotros, pero puedo prometer y prometo (como decía hace ya muchos años un famoso político español) que los dos blogueiros que allí estuvimos volvimos absolutamente encantados de la experiencia.
Al salir de su casa no pudimos evitar un sentimiento de desamparo, de lástima porque la fiesta había llegado a esa hora en que lo conveniente es marcharse y dejar que la persona homenajeada se relaje con sus chicas y su boss... y la noche que nos rodeaba se hizo sensible a la luz y a la poesía en forma de fotografía que, allí mismo, vino a visitarme.
Vitru en plena narración. Toda una experiencia
Al salir de su casa no pudimos evitar un sentimiento de desamparo, de lástima porque la fiesta había llegado a esa hora en que lo conveniente es marcharse y dejar que la persona homenajeada se relaje con sus chicas y su boss... y la noche que nos rodeaba se hizo sensible a la luz y a la poesía en forma de fotografía que, allí mismo, vino a visitarme.