De estrenos próximos


Como ya he dejado caer en algún lugar por este mundo cibernético (y en este blog también) en breves fechas estaré de estreno teatral.

Por fin. Al fin. Por fin.

Digo esto porque la cosa se ha retrasado una eternidad. La entrada en que os comentaba que ésta obra sería la que próxima que representaríamos es del 15 de setiembre de 2008, así que han tenido que pasar más de dos años para que finalmente vea la luz nuestro montaje.

Se han unido causas personales (las menos) y técnicas (las más) para que esta obra de Tom Stoppard que se representó por primera vez en el restaurante Green Banana de Londres salga de nuevo a la luz de los escenarios en gallego.

Dentro de unos pocos ensayos más os la mostraremos con nuestras mejores tablas.

La cita es este próximo sábado 4 de diciembre a las 20:30 horas en el Auditorio Municipal de Vigo por el módico precio de por la cara. Para más información, echadle un ojo al cartel.



No esperéis actores profesionales, grandes puestas en escena, espectaculares montajes ni costosos vestuarios. Solo somos unos buenos aficionados con muchas ganas e ilusión que robamos tiempo al tiempo y sueño al sueño para repetirnos una y otra vez que merece la pena el esfuerzo a cambio de ese vuelco que nos da el corazón instantes antes de salir a escena; por esa risa provocada en el momento exacto; por esa cara de sorpresa ante un giro inesperado de la situación; por ese aplauso de los cuatro amigos que descubren en ti algo más que un personaje gris detrás de un mostrador; por esos niños orgullosos de ver a su padre sobre un escenario haciendo feliz a la gente por un rato...

Nos vemos allí.

Otro estreno tendrá lugar en breve, y en ese yo no tengo gran cosa que ver, pero me gustará ir a verlo. Se trata de una película documental sobre los orígenes de la lucha contra el gobierno dictatorial que mandó en España durante cuarenta años. En particular se centra en la lucha de los comunistas en la clandestinidad que había en la zona de Vigo.

Se titula "O meu nome é Luís Ferreiro. Unha historia do antifranquismo galego", y el estreno tendrá lugar el próximo día 9 de diciembre en el Centro Cultural Caixanova... también a las 8 de la noche. En el título os queda el enlazado el blog que abrieron para publicitarlo. En el mismo podeis ver una galería de fotografías hechas durante el rodaje así como algunos fragmentos de la película... para ir abriendo boca.

En fechas recientes tuve la suerte de conocer al personaje de Luís "Ferreiro" sin saber que era él. Participé en un homenaje que se hizo en mi ciudad al gran Marcelino Camacho y allí vi a un hombre que llamó mi atención.



Se colocó un par de filas delante mía y no pude evitar sacarle algunas fotografías, ya que sus gestos y su estratégica situación me facilitaron hacer lo que yo pensé que podrían ser bonitas fotos de aquel acto.



Ese hombre orgulloso de sus creencias y de su ideología me pareció un símbolo. Ese es Luís González López (alias "Ferreiro").



Si vais a este estreno seguramente también nos veamos... por la libertad, la justicia y la igualdad.


De nuevo Cecilia



Aunque no sea yo de santos ni de devociones, sí que mantengo cierta debilidad hacia Cecilia, santa patrona de la música... una de esas artes que tienen la extraña capacidad de trasladarnos de lugar y de tiempo, de subirnos más los ánimos cuando estamos bien, de hundirnos en la miseria cuando menos lo necesitamos, de todo lo contrario y más... mucho más.

Me confieso devorador de música de todo tipo, sin discriminación de raza, sexo, religión, opinión, color, olor, época, autor... y me confieso, sobre todo, apasionado de mis autores y autoras favoritos.

Bach en la clásica es uno de ellos tanto cuando compone para clave (como este Preludio en Do mayor BWV 846, nº 1 de "El clave bien temperado")



como cuando lo hace para violoncelo (como Rostropovich no puede ser, os dejo con el genio de su aventajado alumno Mischa Maisky)



como si lo hace para conjunto y voz (en este caso la del maravilloso contratenor Michael Chance)



Y como no quiero saturar con mi querido Bach, os dejo con algunas piezas más modernas, y también muy bellas (o eso me lo parecen a mi), como ésta de Alondra Bentley (uno de mis descubrimientos de este verano pasado)



o este "
1972" de Josh Rouse, que vino casi de la mano de la anterior.



para terminar con Mercedes Peón... a la que tenía atragantada por culpa de la televisión (mucha gente en mi tierra me entenderá perfectamente).

El cachondeo y la política



No suelo yo hacer incursiones en el mundo de la crítica política, pero es que lo que están haciendo con la campaña electoral en Cataluña supera los límites que mi corto cerebro está dispuesto a tolerar.

Uno, que debe ser un tanto estúpido, cree que la política es una cosa seria y que debe ejercerse con cierto rigor. No es que tenga en muy alta estima a nuestros representantes, pero mi idea de lo que debería ser la política (con mayúsculas, incluso) y su ejecución dista años luz de lo que día a día veo y siento en carne propia como una auténtica bofetada.

Lo último, que es lo que motiva esta entrada, son tanto los vídeos publicitarios del partido "liberal" denominado Alternativa de Govern (encabezado por Montserrat Nebrera, antigua candidata del PP para Cataluña) y del PSC (de José Montilla, que pretende "estimular" el voto) como el videojuego que presentaba el PP de Cataluña (cuya candidata, Alicia Sánchez-Camacho, aparecía como una Lara Croft destruyendo "problemas" a golpe de bombillazos).

Si esta es la imaginación que les queda a los partidos políticos de una de las regiones más potentes económicamente de nuestro país, mal van a resolver los cientos de problemas que aguardan a la vuelta de la esquina... y así nos luce el pelo ahora mismo, claro.

¿Será esto de los "políticos payasos" algo pasajero? ¿Será cuestión de un virus, como dicen algunos medios?

¡Señoras y señores, la política ha muerto!. ¡Vivan los políticos!... para mal de todos, me temo. O si no, que gobierne Leo Bassi ¡qué narices! ¿A que da el pego como político serio y responsable?


Leo Bassi (imagen tomada de wikipedia)

Mis fotos



Más o menos todo el mundo parece estar de acuerdo en que la red social mejor valorada por los aficionados a la fotografía es flickr... o al menos esa es la sensación que me ha llegado a través de conversaciones con aficionados de todo pelaje.



En mi caso, y como ya tengo bastante lío con todas las facetas de mi ajetreada vida, he ido posponiendo lo máximo posible mi participación en esa red. Sin embargo, el hecho de haber sido elegido el segundo mejor de los 135 participantes en el XV Maratón Fotográfico de Vigo se convirtió en el revulsivo que me animó a darme de alta.



Por ahora sólo he subido algunas de los cientos de fotografías que hice durante el concurso, ya que fueron hechas todas ellas con "intención" artística. Soy consciente de que cuando se participa en una competición (sea ésta del tipo que sea) uno tiende a sacar lo mejor de sí mismo.



Por eso, y ya que alguien hoy me ha comentado en un correo que le gustaban mis fotografías, me he decidido a mostraros esa otra faceta menos clásica, ya que las fotos que pongo aquí normalmente son más tradicionales que buena parte de las que ilustran mi "galería" de flickr. Espero que os gusten. Si pincháis encima de las imágenes veréis su tamaño grande (1024 x 683 pixels) que no el original.


Una tarde por Bilbao


Después de mi primera retirada en una carrera (quien quiera leer la crónica puede hacerlo en este otro blog) el mundo no se acabó, y la visita a Bilbao tuvo su parte lúdica.




Redescubrí, porque ya había visto el local en mi anterior visita, una de las pastelerías más hermosas del mundo (al menos de mi mundo conocido) y una de las más famosas de Bilbao y, por extensión, de España... y no es que yo sea de Bilbo, sino que por tradición, antigüedad, calidad y mérito es una de las que más solera acumulan, ya que la marca funciona sin interrupción desde su creación en 1852.



El local de la calle Gran Vía no fue el primero, pero sí el más antiguo de los que conserva la empresa, ya que funciona desde 1923. De entre sus productos destacan especialmente sus afamadas trufas, aunque las tartas y pasteles tampoco le son ajenos, evidentemente.



Lo único que no puedo hacer es certificar personalmente la calidad de sus productos. Sin embargo, ya hablan otros muchos suficiente y contundentemente... y además lo hacen desde distintos puntos de vista y en diversos idiomas. Por algo será.



Luego, dando un paseo en compañía de nuestros "guías locales" y amigos, nos acercamos a otra institución veterana de la ciudad, un café cuyas paredes albergan recuerdos de una historia de más de cien años.



El Café Iruña, con dos partes bien diferenciadas en lo estético, es todo un símbolo de la vieja Bilbao que todos sus ciudadanos identifican con algunas de sus mejores tradiciones.



El local fue declarado "monumento singular" en 1980, y la entidad mereció el premio especial al Mejor Café del año 2000.



Y lo cierto es que el solo hecho de acceder a su interior nos traslada a un mundo que parece perdido entre las nieblas y cenizas que cubrían el viejo Bilbao industrial del siglo pasado... a las tertulias literarias de los años 20 y 30, a las miserias de la posguerra civil... a las reuniones clandestinas durante cuarenta años de oscuridad y primeros años de ansiada libertad...



Quien más, quien menos, cuantos traspasan sus puertas caen rendidos ante la evidencia palmaria de que su belleza trasciende los tiempos y los gustos al uso.



Sus dos ambientes claramente diferenciados no impiden que el conjunto sea absolutamente único en su especie.



Creo que los bilbaínos tienen suerte al haber sabido conservar un pedazo de su historia ciudadana con un sabor tan entrañable. Y lo digo porque en mi ciudad hubo en su día lugares clásicos que ya nunca más podrán ser recuperados... y supongo que como en la mía habrá pasado en casi todo el país.



En los asientos de los cafés de Bilbao se fraguó la República, se creó el Partido Socialista y Unamuno discutió sobre Filosofía. La especulación urbanística no sólo se cebó con la costa española, sino también con locales céntricos cuya conservación resulta poco o nada rentable si no se saben explotar... y con la intrahistoria que no han escrito los manuales al uso.