Acabo de ver una película que en su día pasó de puntillas por las pantallas de medio mundo y que un servidor no había visto. Sabía de su existencia pero no me atraía, pensando que se trataba de "puro derroche informático" por el tema que, a priori, se supone que toca.
Cartel de la película
Y he aquí que, sin querer, he disfrutado del cine como homenaje al cine en su faceta más moderna, ya que la película "Simone" es de 2002 y no recuerdo que últimamente se hayan hecho muchas películas de este "género" que tan buenos momentos nos ha dado.
No es que la obra en sí sea especialmente buena (esta crítica no está mal), ni que el argumento parezca demasiado original, ni que su protagonista saque su mejor cara, pero tiene algo. Tiene un guión lleno de sorpresas, de homenajes, de citas, de copias, de plagios, de recuerdos del mejor cine de época... y es que su director (Andrew Niccol) ha escrito un guión de grato recuerdo (El Show de Truman) y dirigido otras dos películas más que interesantes (al menos respecto del mediocre panorama del cine hollywoodiense, que es el terreno en que se mueve) como son "El señor de la guerra" (sobre el tráfico de armas) y "Gattaca" (sobre la selección genética en un mundo orwelliano)... y eso nos da una idea de por dónde pueden ir los tiros.
Fotograma de una escena de la película.
Viéndola he perdido la cuenta de los guiños más o menos claros a decenas de películas, actores y actrices, directores, guiones, etc. pero, en cualquier caso, NO rezuma mediocridad y SÍ aporta ideas sobre temas muy serios sin caer en la arrogancia ni en la pedantería: la futilidad de la fama, la esclavitud de los medios, la erótica del poder, el poder de la imagen y los "mass media".
Altamente recomendable pero valorandola en su época, evidentemente... y digo esto porque ha muerto Bergman (como han dicho varios "primos" y "primas" en sus respectivos blogs) y claro, las comparaciones resultan odiosas.