Esta entrada no es mía.



Esta entrada en el blog no es mía. Yo sólo copio y pego las fotografías y el texto de una compañera de trabajo y sin embargo amiga cuyo abuelo, José Pérez Álvarez, fue uno de los represaliados durante la infame guerra que sucedió al golpe de estado de 1936 en el ayuntamiento de Mos (Pontevedra).

El 20 de septiembre de 1936 su abuelo, junto con otros cuatro hombres más, fue "paseado" junto al cementerio de Mos.


Monumento a las víctimas de la represión fascista en Mos antes de su inauguración.

Siempre es un honor, al menos para mi, traer desde las telarañas del olvido la historia que hasta hace poco se ha silenciado. En esta ocasión cedo este espacio a la voz y al sentimiento de mi amiga Patricia.

"Os envío unas fotos del homenaje que se celebró el sábado 20 de septiembre en Mos, a un grupo de hombres y mujeres que fueron asesinados por los lameculos franquistas simplemente por pensar de forma diferente; entre esos hombres se encontraba mi abuelo.


Ambiente que se respiraba ante el cementerio de Mos.

La escultura la hizo un canteiro mosense que se llama Marcos Escudero. Es preciosa, ¿veis los libros amontonados? cada montón representa un paseo, una noche de miedo y angustia. Cada libro representa una víctima; lleva su nombre escrito en el lomo.


Detalle del montón de libros que representa a los fusilados el 20 de septiembre de 1936
(el último representa al abuelo de Patricia)

La obra se levanta en el mismo sitio donde les rompieron la vida, donde les dispararon, les tiraron y amontonaron.



Cada "paseo" está representado por un montón de libros.

El acto fue impactante, emocionante, no tengo palabras para describirlo...


Otro ángulo del hermoso monumento del escultor Marcos Escudero.

Estuvo presente una mujer que de niña se encargó (por propia voluntad) de volver a reponer las flores que previamente habían dejado las viudas, los hijos, los hermanos... y que los falangistas retiraban de la fosa.

Un hombre recordó el inmenso dolor de su hermano mayor cuando identificó a su padre, amontonado entre otros cuerpos; fue tanto que lo negó...y la pesadilla imborrable de una víctima con el rostro desfigurado de un balazo...


Estas terras fueron regadas
con la sangre de los inocentes
y las lágrimas de sus familiares

Se recordaron miedos, hambres, fríos ...y hubo lágrimas, lágrimas de todos y especialmente de aquellos niños y niñas huérfanos, hoy ya ancianos .


En recuerdo a los
hombres y mujeres
asesinados por la sinrazón
del fascismo franquista
en el Ayuntamiento de Mos
20-9-2008

Fue un acto tierno, emotivo y justo que me provocó tal nudo en la garganta que me dura todavía.

Muchos besos.

Patricia Pérez Barreira"

Encuentro de blogers marítimos


Varios blogers y asociaciones vinculadas al mundo de las embarcaciones tradicionales, sobre el que ya he hecho alguna entrada en esta casa, han organizado una muestra en la marina seca del Náutico de San Vicente do Mar, el llamado puerto de Pedras Negras.



Además de la muestra propiamente dicha han organizado para el
sábado 4 de octubre una comida (14:00) y posterior encuentro de blogers (17:30) más o menos relacionados con las embarcaciones tradicionales y aficionados al mar en sus divesas facetas (en ese apartado creo que se me puede incluir, dada la multiplicidad temática de mi blog y ya que he hecho alguna entrada de temática marina), una charla informal con Staffan Mörling (a las 16:00) y una charla con miembros de la familia Parada (20:00) de O Grove muy conocida en el mundillo de la dorna.

Destacaré por su especial interés la presencia de una figura de reconocido prestigio como es el sueco Staffan Mörling, autor de la obra que marcó el cambio desde la tendencia que llevaba a la destrucción y el abandono de las naves marineras tradicionales allá por los años 60 del pasado siglo hasta la conservación, recuperación y auge de las mismas que se produce en la actualidad.


Dorna vista desde la proa
(Fotografía tomada de Modelismonaval.com)


Dorna vista desde la popa
(Fotografía tomada de Modelismonaval.com)


Plano de dorna tradicional, de 2 toneladas y 4,10 metros de eslora
(Tomado de Modelismonaval.com, y a su vez de Staffan Mörling con su permiso)

Vino este sueco a Galicia movido por el parecido constructivo existente entre las embarcaciones tradicionales de pesca de las Islas Feroe (Dinamarca) y las dornas gallegas, ambas construidas con la técnica de tingladillo que, según la R.A.E. de la lengua es la "Disposición de las tablas de forro de algunas embarcaciones menores, cuando, en vez de juntarse por sus cantos, montan unas sobre otras, como las pizarras de los tejados."

A mi, personalmente, me quedó grabada en la memoria la frase de un monitor del campo de trabajo en el que estuve con 14 años (en la Isla de Ons, precisamente) que decía más o menos que "la dorna está diseñada imitando a la naturaleza, de forma que sus curvas imitan las de la linea de flotación de las gaviotas posadas en el mar". A lo mejor era pura poesía, pero puede que tuviera algo de base semejante afirmación, ya que los más hermosos objetos que hacemos los humanos son los que se inspiran en la realidad y precisamente por ello se consideran arte.


Libro de Staffan Mörling

Mi amiga Mar me ha pedido que, por favor, contribuya a la expansión de la noticia a través del medio que mejor se me da, que es hacer una entrada sobre el tema y yo, como soy un chico bien educadito, procedo a ello.



RESUMEN DE ACTIVIDADES:

4 de octubre
Comida bloguera (14:00h.) Café con Staffan Mörling (16:00h.) Encuentro bloguer (17:50h.) Charla con los Parada (20:00h.)

5 de octubre
Inauguración oficial de la Exposición y presentación del libro Onde se vive o mar. Pequena guía de embarcacións

10 y 11 de octubre

I Jornadas de Trabajo de la Asociación Gallega de Carpintería de Ribeira. "Un Mar de Madeira"

Del 4 al 12 de outubre (coincidiendo con la semana de la Fiesta del Marisco de O Grove)
Exposiciones de Enrique Conde, Blanca Marcos y Roi Vázquez.

Está organizada por el C.N.San Vicente, la Federación Gallega por la Cultura Marítima y Fluvial, la Asociación Gallega de Carpintería de Ribera, y el Ayuntamiento de O Grove.

Valladolid, como no.


Lo primero que hicimos al llegar a Valladolid fue buscar el hotel y aparcar el coche. La comida podía esperar un poco puesto que habíamos desayunado maravillosamente bien y relativamente tarde en Puebla de Sanabria.

Dejadas las maletas en la habitación salimos a dar un paseo para abrir el apetito y callejeamos en dirección a la Plaza Mayor porque después de comer tendría que recoger el dorsal para la carrera del domingo en una tienda de deportes que yo situaba en mi mapa mental en una calle que unía las cercanías de esa la plaza Mayor con la de España... como efectivamente fue.

Por el camino vimos una iglesia de clara piedra caliza que refulgía como el sol (borré las fotos del exterior porque salieron quemadas) en cuyo interior una pareja estaba en el culminante momento nupcial de los votos:

- Yo, Patricia, prometo serte fiel, y amarte y respetarte en las alegrías y en las penas todos los días de mi vida.

- Yo, Rafa, prometo serte fiel, y amarte y respetarte en las alegrías y en las penas todos los días de mi vida.

... será que lo de "hasta que la muerte nos separe" no queda bien en un día que se supone feliz, glorioso, etc.



Mientras ellos se entregaban mutuamente en presencia de no sé cuántos familiares y amigos el que esto escribe no fue capaz de resistir la tentación de recoger del modo más artístico que pudo la romántica decoración de la nave central de San Benito el Real.



Lo cierto es que ese espacio de góticas arcadas quedaba un tanto lóbrego sin una decoración lineal que marcara el paso de los novios camino del mundo real, ese al que tendrán que enfrentarse nada más regresar de su luna de miel, y sólo la alfombra roja se vería un tanto sosa y desangelada, así que los pétalos y las velas aportaban vida a la fría piedra en penumbra.



Por cierto, me gustó la elección de uno de los temas musicales, se trataba de una canción del primer disco de los americanos Evanescence tocado al piano solo (casi parece Enya) y cantado por la mágica voz de Amy Lee... os la dejo de melodía de fondo.

En fin, después de comer y haber recogido el dorsal nos dedicamos a callejear por el centro de Pucela, y nos sorprendió una extraña combinación de centro comercial, centro cultural y convento del que destaco especialmente su claustro de tres pisos. Sinceramente, como historiador del arte me parece triste que un edificio tan maravilloso acabe como tienda de teléfonos móviles, pero peor habría sido una demolición o un deterioro tan mayúsculo que hubiera hecho necesario su derribo.



El paseo nos llevó al Campo Grande, parque público con forma de diamante o de campo de béisbol (según quien lo vea) habitado por infinidad de aves, pero especialmente por anátidas diversas y pavos reales, totalmente vallado y que se cierra al caer el sol.

Me encantó la sensación de frescor que se sentía nada más penetrar en su intrincado bosque, y que supongo será aprovechado por infinidad de vallisoletanos para pasar mejor las duras tardes de estío.



Los vericuetos y los bancos corridos, las pajareras y las fuentes, hicieron que se nos fuera en un vuelo una hora larga.



El estanque con su fuente y su cascada nos hizo pensar en otros parques conocidos: nuestro Castrelos, algo más grande pero distribuído de forma muy distinta; el Retiro madrileño, inmensamente mayor pero menos agreste; mi adorado Eilenride de mi ciudad natal, el más grande y frondoso de los tres que vinieron a mi mente.



Sin embargo la estrella de la tarde fue una ardilla que se cruzó en nuestro camino, muy atareada en las labores propias de la estación que se avecinaba. Una nuez, habilmente portada en la boca, fue a parar a un hoyuelo al borde del paseo central del parque mientras algunos curiosos paseantes observaban la pasmosa familiaridad con que se cruzaba una y otra vez por delane de sus narices.



Creo que se trata de un ejemplar de ardilla roja y, por lo que he leído por ahí, suelen comer incluso de la mano de la gente. Es este un ejemplo del que en España no conozco muchos casos. De hecho es el primero que veo/leo con mis propios ojos. Raquel, yo ya tengo mis propias fotos de una ardilla, y no veas lo que te envidio por verlas con frecuencia, pues son unos animalitos la mar de bonitos y con cara de buenos. Tú ya me entiendes ¿no?



Tampoco las fuentes desmerecen del conjunto del parque, y de hecho algunas son verdaderas maravillas, como ésta fuente del cisne o de las sirenas, aunque lo que yo fotografié fue un tritón.



Una vez fuera del parque el agua siguió llamando nuestra atención, pues su alianza con el sol nos proporcionó un arco iris que no quise dejar escapar. Acabo de darme cuenta de que una de las cosas que más me gustó de Valladolid fueron sus múltiples fuentes, pues varias de las fotos que siguen también son de fuentes.



En la misma calle desde la que al día siguiente saldría la media maratón se encuentra la casa-museo de Cervantes, habitante que fue de esta villa y escritor de profesión, además de militar retirado por herida en el campo de batalla, o eso dicen.



El rincón que ocupa me recordó algunas villas de las que en Roma pude ver el verano pasado, y no pude evitar volver a sacar la cámara para intentar captar la sensación de frescor y de tranquilidad que se respiraba en un rincón tan minúsculo de la ciudad... claro que era sábado por la tarde y hacía bastante calor.



Y ya cerrando la tarde se nos planta en medio de una calleja un Rolls Royce Silver Wraith de 1955 ataviado para la ocasión... y es que los pucelanos y pucelanas gustan del mes de septiembre para contraer nupcias, por lo que pudimos comprobar.



Terminamos prácticamente nuestro paseo en la Plaza de España, donde nos habríamos de concentrar los corredores en poco más de 12 horas antes de lanzarnos a tomar por una hora larga las calles de la ciudad con nuestras indumentarias deportivas y nuestros sudores.

Otra fuente llamó mi atención nada más pisar la alargada plaza, y es que el hecho de ver un globo terráqueo de semejantes dimensiones girando (detalle que pretende captar la primera fotografía) ofrecía posibilidades fotográficas diversas aprovechando la velocidad de obturación...



... como queda demostrado en la comparativa entre amas imágenes.

Si en la primera utilicé una velocidad baja de disparo y el efecto obtenido es el movimiento de la tierra y del agua que salpica la fuente, en la segunda la rápida velocidad de disparo paralizó ambos detalles, congelando parte de los chorros en el aire y permitiendo identificar la península arabiga y el oceano índico en la bola del mundo. Esta es la lección de fotografía de hoy ¡hala!


(Evanescence) - (Fallen) - (04) - (My Immortal).mp3 - Evanescence

Puebla de Sanabria "le jour"



Para compensar la sensación de la noche, o más bien para contrastar la diferencia de un mismo ambiente a plena luz de día,
de buena mañana decidimos dar otra vuelta por el pueblo.

La misma plaza que por la noche nos había parecido mágica resultaba igualmente hermosa iluminada por el último sol del verano, pero esa irrealidad de la luz artificial y el punto de romanticismo que la noche imbuye en las cosas habían desaparecido.



Incluso mi amigo el reloj resultaba hermoso, pero los hierros retorcidos de la cima no dejaban de resultar anodinos.



No sucedía así con las casas que, cubiertas de vegetación, ganaban en matices, con sus tonos verdes y rojos, ocres y naranjas. El inicio del otoño se palpaba a pesar del sol y el relativo calor, pues las primeras hojas rojas asomaban ya en medio de un verdor oscuro.



Y la umbría resultaba preferible a la solana, pues no deslumbraba, sino acogía.



La arquitectura de callejuelas y corredores, de pasadizos y galerías, se ha mantenido allí donde no la han recuperado para el turismo de ocasión o la visita gastronómica.



En cada esquina nos sorprende un nuevo ejemplo de arquitectura popular, un ángulo distinto de la misma realidad. Desde la cámara de la propiedad hasta los juzgados son una casa más en este pueblo cuidado con mimo de artesano, con orgullo nobiliario.



Del otro lado del río casas de moderna construcción, pero con tejados de pizarra que resplandecen bajo los rayos del sol, nos hacen parpadear, pues aunque negros se nos ofrecen cual espejos, como el agua que serpentea fresca y cristalina a nuestros pies.



Al sur, el horizonte al que nos asomamos desde las murallas nos dice que la huella humana transforma el cauce del río Requejo Castro, y sabe dios si alguna nueva extensión urbana.



Mientras, el primer plano de tejados nos habla del inexorable paso del tiempo, de la indómita naturaleza que busca cobijo en cualquier grieta, y de la magia de la luz.



Otros lugares del pueblo nos hablan directamente del oficio, de la tradición conservada, del sabor añejo de las cosas hechas por manos de hombres y mujeres, con alma y con corazón.



Y para acabar, curiosamente, nos traen a la cabeza a amigas y amigos que hace tiempo que no vemos pero a los que nunca olvidamos, especialmente cuando los viajes saben a gloria. Ellos saben de qué hablo.



De las puertas que vimos y fotografié mejor nada digo, pues a Dintel se las he enviado y espero que algún día las publique entre sus puertas.

Puebla de Sanabria "la nuit"



No espere nadie en esta entrada una relación de chiringos y demás lugares de dudosa reputación donde recalar para desatascar cañerías o rellenar odres vacíos, sino más bien alojamientos varios y fotografías tomadas sin corrección de color para luz incandescente.

Me explico, ya que la técnica fotográfica actual permite cotas de perfección técnica insospechadas. Las fotografías tienen ese tono porque he querido mostrar el ambiente real e incluso exagerarlo para que os sintáis como yo me sentí este viernes pasado por la noche.

El viaje a Valladolid para correr la media maratón nos lo planteamos como una ocasión para relajarnos y disfrutar con tranquilidad de los kilómetros en coche y de un tiempo que, sin niños que requieran atención casi constante, se dilata eternamente.

Así las cosas, la primera parada fue una ocasión perfecta para tomar un tentempié a la cálida luz del sol de media tarde en una de esas antiguas áreas de descanso al borde de la carretera nacional que ya casi nadie en sus cabales utiliza salvo que sea del pueblo de al lado. Una gozada esos últimos rayos del verano y el tranquilo merendero.



Salimos a la buena de dios, o sea, sin haber reservado habitación en ningún punto intermedio del camino, todo lo contrario de lo que solemos hacer cuando viajamos con nuestras dos pequeñas rémoras.

No teniendo obligación de alcanzar algún lugar determinado quiso el azar que eligiésemos Puebla de Sanabria (Zamora) para pernoctar.

Aunque ya conocíamos el pueblo de alguna que otra visita anterior, la noche sanabresa nos sorprendió gratamente con sus sólidas murallas y sus aventuradas galerías,



con remotos sonidos de gaita que atrajeron inmediatamente nuestra atención ya que, si bien no dista mucho de nuestra tierra, no deja de ser territorio "bárbaro".

El orígen de la música no era sino el mismo pórtico de la casa consistorial, en plena plaza mayor y, si bien lo que sonaba eran gaitas y tambores, la música demostraba claramente que su procedencia no era la misma que la gallega.



Al cabo de un rato el grupo acabó el ensayo y dejó una plaza mayor tranquila en la que descubrir detalles hermosos, como el conjunto porticado del Ayuntamiento



el trabajo de forja en los faroles que nutren la piedra de una calidez cercana a la vida

Enlace

alguna que otra posada, como la que finalmente elegimos para dormir esa noche,



un par de iglesias de muy distinta factura y época



con su portada, sencilla pero clásica en su concepción, de rústica factura y simbología habitual,



como el capitel de la arquivolta central con las figuras de Adán, Eva y la seductora serpiente origen de todo mal,



o esa puerta que tan bien habría quedado en el blog de puertas de la colega Dintel y que, si quiere, le regalo.



Ya en la posada la visión nocturna desde el balcón de nuestra habitación sobre la iglesia y la plaza



y del campanario cuyo reloj siempre da la hora por duplicado con un margen de unos veinte segundos.

Supongo que lo habrán hecho así para asegurarse de que todos los habitantes de Puebla de Sanabria sepan qué hora es




aunque a mi me dió la noche ya que conté la una y la una, y las dos y las dos, y las tres y las tres, y las cuatro y las cuatro, y las cinco y las cinco. A las seis no recuerdo ya si oí o no la hora. Menos mal.