Climatología de las pensiones



Estos días el tiempo anda revuelto, como suele ser normal en esta época del año. Los frentes nubosos que nos calan el alma se suceden a la misma velocidad con que circula el gélido viento del norte que limpia los cielos y hiela los cuerpos el resto de los días.

Cuando salgo por calles, caminos y carreteras de mi municipio me topo con detalles como el de la fotografía y pienso en lo bien que se ve venir el cambio de tiempo en la mar.



A lo lejos se vislumbra una especie de columna que avanza con paso firme y parece engullir parte del mar en vez de caer suavemente cual cortina sobre el mismo. Diríase que es la mar que se eleva a los cielos en vez de vaciarse aquellos sobre las aguas salobres.

Lo malo es que, aunque se ve venir, no da tiempo a reaccionar a tiempo y esquivar sus efectos sobre nosotros. El margen de maniobra que esta predicción visual del líquido meteoro nos da es mínimo, y siempre acabamos calados hasta los huesos (salvo que tiremos de la ropa impermeable que siempre nos acompaña en el maletero).



Pues algo así pasa con el futuro de las pensiones en nuestro país. Acaba de filtrarse, supongo que interesadamente y a modo de globo sonda (hay que ir evaluando la capacidad de respuesta de la sociedad civil ante medidas que puedan socavar la ya débil posición del gobierno) una propuesta para retrasar paulatinamente la edad de jubilación forzosa en este nuestro país.

Hace ya algunos años que comenzó a hablarse de que el sistema público de pensiones hacía aguas y mucha gente empezó a frotarse las manos porque vendía planes de pensiones a diestro y siniestro.




Con el paso del tiempo pareció que la tormenta cambiaba de rumbo y se llegó a afirmar que la "caja única" de la Seguridad Social estaba perfectamente saneada y tenía un superávit suficiente para soportar los vaivenes económicos que pudieran aparecer.

Sin embargo la crisis económica mundial; las populistas medidas adoptadas por el ejecutivo encaminadas a proteger cada vez a más y más gente; el mantenimiento de muchos de los excesivos beneficios concedidos a los ya jubilados y la cada vez menor cantidad de contribuyentes rellenando las arcas sociales han terminado por provocar la repentina reacción de un gobierno acostumbrado a poner tiritas que otros le venden antes que estudiar a fondo la enfermedad para hacer un buen diagnóstico.



Mientras los afortunados que aún trabajamos vemos cómo se cierne sobre nuestras cabezas la posibilidad de tener que retrasar nuestra jubilación hasta los 70 años, otros se han jubilado anticipadamente y ahora disfrutan de gran cantidad de beneficios sociales, y el resto aún tendrá mucho que estudiar y formarse, ya que su incorporación al mercado laboral amenaza con sufrir más retrasos que las operaciones del sistema público de salud.

Vamos... que no veo yo nada claro qué va a pasar. Debe ser que tengo una especie de neblina ante los ojos que no me deja ver con claridad lo que se aproxima. Eso sí, el futuro cada vez lo veo más negro y no sé si serán cataratas en los ojos o e que el windgurú no me facilita una predicción fiable a 20 años vista.


Al César lo que es del César y a Cuba lo que es de Cuba



No es que tenga yo una especial simpatía por el régimen cubano ni que me gusten las restricciones a que somete a sus ciudadanos. Tampoco creo que el camino para mejorar la situación social en el cono sur pase por una cubanización de América Latina. Y tampoco soy creyente, pero algunos conocimientos tengo de lo que se dice en la Biblia y recuerdo haber oído presuntamente saliendo de la boca de Jesús la frase "
A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César" en respuesta a una duda farisea sobre unos impuestos que había que pagar a los romanos.

Sin embargo soy un firme partidario de la verdad y de la libertad de acceso a la información veraz, algo que, por lo que he visto, no se cumple ni siquiera en las mal llamadas "democracias occidentales", donde la censura se supone que no existe.

Esto viene a cuento de una información que ha llegado a mis manos desde las de una buena amiga (digamos que se llama Pilar) con la mejor de las intenciones. El enlace original procede de un medio cubano y, evidentemente, me hizo proceder a un filtrado de la información teniendo en cuenta la posible parcialidad de la noticia. Por si acaso, dediqué un rato a contrastar la información y los enlaces contenidos en la misma, y resultaron absolutamente ciertos.



Posteriormente me dediqué a encontrar más información de diversos orígenes sobre esa noticia que, a nuestros ojos, pasó totalmente inadvertida porque nunca se nos dio... o si se hizo fue de forma absolutamente marginal.

En un blog vigués que sigo de cerca por diversos motivos se entabló esta semana un debate sobre lo que no cuentan los medios de información tradicionales (diarios, radio, televisión...) y la posibilidad de convertir los diversos blogs de mi ciudad en una red informativa alternativa. Esta idea me animó a elaborar esta entrada para que veáis que no sólo de noticieros oficiales vive el hambre de noticias y que las grandes agencias están dominadas por unos intereses que no son ni siempre ni exclusivamente los de la gran mayoría de los ciudadanos.



Por eso abogo por dar a Cuba y sus médicos voluntarios en Haití, en China o en Pakistán el mérito que desde las grandes agencias, los grandes periódicos y emisoras de radio y televisión se les ha negado. Otros países tienen mérito por haber enviado soldados... hombre no está mal, pero ayudan de otra manera ¿no?

Por eso al César lo que es del César y a Cuba lo que es de Cuba.

Luchando contra el chagas por la cara



Hoy en la radio he escuchado una entrevista con la protagonista principal de un libro y me he quedado gratamente sorprendido por varias razones. El libro se titula "El vampiro de los pobres" , acaba de presentarse, y creo que puede ser muy interesante leerlo.

Primero me sorprendió el descubrimiento que esta mujer ha hecho: una pintura (Inesfly 5A IGR) que evita no sólo que las "benchucas" (como ella les llamaba una y otra vez) vivan en las casas de los guaraníes sino que se reproduzcan. ¿Qué son las benchucas? Un insecto considerado la principal forma de contagio del mal de Chagas, enfermedad tropical que con demasiada frecuencia termina con la muerte del paciente y, según médicos sin fronteras, una de las enfermedades más olvidadas del planeta.



Luego me sorprendió la poca información que ha habido hasta ahora, ya que esta mujer lleva más de 10 años trabajando en este tema y nunca había oído ni leído nada sobre una posible erradicación de este mal. De hecho en el artículo de Wikipedia en castellano no se hace referencia a este posible tratamiento preventivo, y sí de los dos únicos medicamentos que se están utilizando contra este enfermedad. ¿Qué curioso que los medicamentos sean de dos grandes compañías farmacéuticas (Roche y Bayer) no?

Me ha sorprendido mucho más que la protagonista no haya querido explotar su patente, sino que se dedique a dirigir y controlar su aplicación. Esta mujer lleva años viajando por los países afectados y, cargada con cientos de botes de pintura va, brocha en mano, pintando y protegiendo a los más pobres con su invento.



Además, me ha llamado la atención el hecho de que un pueblo entero esté en grave peligro de extinción por culpa de esta enfermedad. Los guaraníes son, con diferencia, de los más directa y ampliamente afectados por este mal, que en regiones tiene carácter endémico. Un genocidio pasivo motivado por falta de interés económico me parece más aberrante aún que otros por cuestiones religiosas.

Para terminar me gustaría creer que esta pintura (o una basada en sus propiedades) pueda terminar con plagas como la malaria o la enfermedad del sueño, ya que fue descubierta buscando un simple efecto insecticida.

Sé que hoy hay pueblos necesitados de mucha atención, pero eso no nos puede distraer de otros que llevan años necesitándola y que seguirán haciéndolo en el futuro.

Eliseo Tormo "In memoriam", valenciano y masón.



Terminó el año 2009 con varias muertes más o menos próximas y empieza el 2010 con una muy cercana. Ayer me enteré de la muerte accidental, a los 71 años de vida, de mi padrino. Con él, Eliseo, y con su mujer, mi madrina Aurora, mantuve una relación, aún en la distancia, intensa pero peculiar.


En facebook se le podía encontrar, y yo sin suponerlo siquiera.

Cuando uno es pequeño tiende a idealizar a los mayores y cuando crece a desmitificarlos. Yo aprendí a quererlo y a valorar sus logros personales con los años. Si de pequeño aquel señor que venía de vez en cuando a casa y me traía siempre algún regalo y el descubrimiento de un mundo lejano (vivió hasta su jubilación en la ciudad donde yo nací, Hannover) a través de sus historias y otras que me contaba (gracias a él descubrí quién era Julio Verne), de mayor valoré su progreso social y su absoluta integración en una sociedad tan distinta a la nuestra.

Más tarde tuve la ocasión de vivir y trabajar durante tres meses (el verano de 1990) en su casa y en su empresa (un puesto de venta de café y productos italianos y españoles en el mercado -Markthalle- de mi adorada ciudad de Hannover). Gracias a esa convivencia aprecié aún más su gran corazón, su bondad natural y también sus escasas pero intensas rabietas, su timidez y su valentía.

Con él y con su mujer viajé por los alrededores de mi ciudad natal: ciudades encantadoras como Hildesheim (donde fui bauitizado en la "kapelle" del mismo "Krankenhaus" donde ingresé a las pocas horas de nacer), Hameln (el Hamelin español del cuento); lugares de recreo estival como el Steinhuder Meer ; ciudades con bellos edificios y monumentos antiguos (convenientemente reconstruídos tras la II Guerra Mundial) como Paderborn; lugares con negra historia como el Memorial del Campo de concentración de Bergen-Belsen; con historia de amor al mejor estilo de los cuentos de hadas, como el palacio de Marienburg; o con (entonces) historia fresca, como un Berlín recién reunificado apenas unos meses antes.

Lo mejor de aquel verano no fueron tanto los marcos que junté con lo que ahorré de lo que me pagaban, ni los objetivos que me compré para mi primera cámara reflex (que ellos me habían traído en un viaje anterior, por encargo), ni los muchos sitios que visité, sino convivir con dos personas que lo daban todo a quien con ellos estuviera. Si eran grandes físicamente tambien lo eran, aún más, de corazón. Sus amigos alemanes y españoles, muchos, podrán confirmar mis palabras.

Además, descubrí en profundidad otra faceta de mi padrino que me sorprendió en un primer momento y que luego comprendí en toda su extensión. Mi padrino tenía muchos hermanos, cientos de miles de hermanos por todo el mundo, y confiaba en ellos así como ellos confiaban en él. Y es que mi padrino era masón, y para serlo tuvo que aprender y estudiar mucho alemán, demostrar una conducta ejemplar, tener el valor y la decisión de integrarse de por vida en una sociedad que, en nuestro país, sigue siendo aún un misterio o un tabú del que no se puede hablar.

Yo entré, de la mano de mi padrino, en su Logia de Schwarzer Bär (Del Oso Negro) como un niño que entra en un museo y se queda entre anonadado por lo que allí ve y no sabe interpretar y sorprendido por estar en un lugar presuntamente vetado a cualquiera que no sea miembro, con respeto y no sin cierta prevención. Supe por él algunas cosas más sobre masonería y masones, cosas que probablemente no se deban saber.

Puede que hasta cierto punto yo haya sido una decepción para él porque -estoy casi seguro- le habría gustado que yo le hubiera pedido ser miembro de su sociedad, pero aunque los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que proclaman me parecen magníficos y ejemplares, hay un condicionante que me veo incapaz de solventar: ellos parte de la premisa de que este mundo ha sido concebido por un ente superior de gran inteligencia al que denominan el Gran Arquitecto Del Universo (GADU), mientras que yo creo en un gran caos universal, en un azar absoluto que lo rige todo... bueno, algo así.

Los años pasaron, nuestra relación pasó por buenos y malos momentos, y algún tipo de azar del destino hizo que hubiera un tremendo malentendido conmigo. No es fácil de explicar que alguien a quien aprecias sinceramente de repente crea que le has mandado al cuerno y que, además, no haya forma de hacerle entender que no ha sido así.

Desde entonces, cada vez que pasaba por delante de su casa no podía evitar mirar para su balcón y pensar que allí había un hombre con un corazón enorme que yo, sin saberlo, había contribuido a romperse en mil pedazos el mismo día en que su Aurora, la mujer que le acompañó durante más de cuarenta años, falleció. Ella lo era casi todo para él, y él sin ella no era casi nada. Debió sufrir mucho durante este último año de su vida. Así me lo confirmaba una amiga suya esta misma tarde. La idea del suicidio pasó más de una vez por su mente porque su amor ya no estaba con él, pero su hombría y su valor hicieron que soportara este mundo hasta este jueves, cuando su corazón (con varios bypass desde hace unos cuantos años) le abandonó definitivamente.

En homenaje a este hombre esencialmente bueno os dejo una pieza que tengo la certeza de que le gustaba. No creo que fuera su favorita, pero como sé que es de su compositor favorito y que además es una composición pensada específicamente para un funeral masón, me parece lo más adecuado para este momento.



Eliseo, descansa en paz y, si existe una vida después de la muerte, dale un beso enorme y un abrazo a tu Aurora, ahora que estás junto a ella. En mi corazón seguís estando los dos para siempre inevitablemente juntos, y esa es para mi la eternidad.


Santander, en color y en blanco y negro



Volviendo a ver las fotos de la semana que pasé en septiembre en Cantabria me topé con las que saqué en la ciudad de Santander y alrededores. Me pareció curioso que las que saqué a elementos de la naturaleza lo hice en color y las que saqué a arquitecturas o elementos urbanos lo hice en blanco y negro... y es que mi cámara permite personalizar (sin tener que esperar a los programas de retoque digital) de diversas formas la toma de imágenes.



Supongo que los colores son una de las maravillas que la propia naturaleza cántabra nos transmite y es difícil, por no decir imposible, evitar su llamada de atención... especialmente cuando nuestro ojo está buscando el rincón preciso



o el momento exacto para lograr un encuadre conjugando el barco, el marco y la isla de Mouro.

A lo mejor la prisa nos hace perder un tanto la sensación real del momento, pero recuerdo que esas sombras del atardecer entre los pinos de la península de la Magdalena tenían unas tonalidades que no he conseguido captar ni en un 30 %... por ponerle un valor cuantificable.



Y la rompiente sobre la que se afanaban varios hombres buscando quizás esa lubina salvaje que entra con los últimos momentos del día y una marea alta en todo su esplendor no acaba de estar tan hermosa en pantalla como en el recuerdo del instante.



En otra tarde anterior, cerca del faro de Cabo Mayor, el sosiego que traen los últimos estertores del día quedó reflejado en color, pero con una escasa paleta de tonalidades anaranjadas y azules.



Y las abruptas rocas sobre las que se asienta el faro, trasluciendo una estratigrafía perfectamente delimitada, se dejan retratar con gran facilidad. Diría que son fotogénicas las arrugas de la tierra si no fuera porque sería una versión patética del lema publicitario (la arruga es bella) de un paisano.



Por su parte, algunas arquitecturas urbanas llamaron mi atención poderosamente, como la "curiosa" iglesia de Santa Lucía, en plena zona histórica de la ciudad, con su pórtico tan clasicista... diríase sacado de algún lugar de Roma y trasplantado en Santander.



Y sus faroles elaborados en una suerte de hierro forjado son un claro reclamo al ojo del turista... una lástima no poder pasar por ese mismo lugar de noche para comprobar el efecto lumínico sobre tan destacada arquitectura.



En el puerto me llamó la atención una vieja grúa (de 1896), actualmente monumento a una época que pasó, en pleno Muelle de Maura, testigo de un mundo ya perdido y símbolo de la unión de la ciudad con el mar del que durante tanto tiempo vivió.



Las ciudades suelen hablarnos sin demasiado ruido, y sólo hay que dejarse llevar por los elementos que van saliendo a nuestro paso para paladear sus entretelas.

Se acabó el año "umami"... por fin.



A diferencia del pasado año 2008, en que no pude hacerlo por lesión, cerré el 2009 corriendo la San Silvestre Solidaria que se celebra desde hace ya cinco años en mi ciudad. Lo cierto es que aunque el día se había mostrado hosco en general, nos respetó durante el precalentamiento, la carrera y la fiesta final. Se trata de una carrera no competitiva (porque no hay premios ni clasificación) y solidaria (porque se entregan alimentos no perecederos al recoger el dorsal) en la que nos encontramos una gran parte de los atletas populares de Vigo y alrededores, en una fiesta para celebrar nuestra común afición y el fin de un ciclo... de un año más que se nos va de las manos.



Lo nota triste del día la puso la noticia de que la madre de un compañero y amigo de carreras había muerto escasamente un par de horas antes literalmente en sus manos ... e iban dos en menos de diez días. El padre de otro buen amigo y compañero de carreras (y de equipo, para más señas) nos dejó este mundo para alivio suyo y de su familia. Ambas muertes cerraron un año marcado por cosas para recordar y cosas para olvidar, pero que dejó una sensación general tirando a agridulce.



Sin embargo, en medio de ambas hubo otra muerte próxima en lo físico que supuso un respiro e incluso yo diría que una alegría. Un hombre que amargó buena parte de mi infancia, que me hizo temer el regreso del colegio en solitario a casa de mis padres por miedo a topármelo en el portal, acabó voluntariamente con su vida la mañana de nochebuena.

Sé que no debe uno alegrarse con las desgracias ajenas, ni con la muerte de nadie, pero yo me alegré en cierta forma pensando en que al final la vida pone a cada uno en el sitio que se merece. Desconozco las causas que le llevaron a tomar esa decisión, pero creo que si trataba de resolver un problema desde luego con eso no lo solucionó, y a su familia (católicos practicantes ellos) le ha dejado para siempre un desagradable recuerdo que jamás olvidarán.



Este año, como digo, ha sido agridulce tirando a amargo, lleno de claroscuros. En mi época nos enseñaban que había cuatro sabores básicos (ácido, amargo, dulce y salado), pero desde hace algún tiempo (ignoro cuánto) a los niños les enseñan que hay un quinto sabor de difícil catalogación. A este sabor lo han denominado por su nombre japonés, umami, porque en las lenguas occidentales no había ningún vocablo adecuado para definirlo. Pues algo así me pasa a mi con este año que terminamos hace nada. Para mi 2009 será de ahora en adelante el "AÑO UMAMI".

Sólo espero que este 2010 que ahora inauguramos sea un poco menos malo que el pasado. Ya no digo mucho mejor... ni siquiera mejor... sólo un poco menos malo.