Un concierto a contrapié



Aunque os había comentado que mi idea era asistir al concierto de Alondra Bentley, finalmente las cosas se torcieron y no pude estar el viernes por la noche en donde quisiera. Como dicen por ahí, este fin de semana El Náutico desenpolvó su equipo de sonido y "levantó su telón de arena y salitre", así que no pude evitar unirme a la fiesta. Por eso me conformé con el concierto del sábado al que, al menos inicialmente, no tenía intención de asistir. ¡La carne es tan débil!.

Puede que precisamente ese "me conformaré con ir al concierto de hoy" fuera en parte culpable de mi inicial desidia. Asistir a un concierto "por curiosear" (ya que apenas había escuchado un par de canciones de Josh Rouse) y sin compañía no son los mejores ingredientes de una noche de sábado.

Por otra parte, ni las melodías que desde el escenario ambientado en un estilo hogareño (con un par de lámparas de pie, como para adornar un salón grande de casa) desgranaba un Josh Rouse poco comunicativo y tirando a tímido (no presentó ni uno solo de los temas, y eso que se supone que habla castellano), ni la formación (un sencillo trío compuesto por el propio cantante con su guitarra acústica, un contrabajo y otro guitarrísta tocando unas veces el tres y otras una acústica) ayudaba mucho a motivarme.



Y de pronto sucedió el milagro. Tras seis o siete canciones que ni iban ni venían, el trío decidió aprovechar una de las armas secretas de la sala El Náutico, el placer que obtienen ambas partes (músico y público) de un concierto más familiar y cercano que el que se puede vivir en una plaza en la que "el escenario está a dos metros de altura y hay un espacio de seguridad de 4 metros tras unas vallas". Por si no era suficiente con la proximidad del escenario, los músicos echaron pie a tierra y se metieron en medio y medio de la sala.






Sin amplificación; sin efectos de sonido; sin iluminación; y armados solamente con una lista de canciones previamente ensayadas se plantaron en medio de las poco más de cien personas que mostraban interés por el concierto dispuestos a metérsenos en las venas con un ramillete de melodías que se hicieron más cálidas, más humanas y, sobre todo, que llenaron el ambiente de un "buen rollito" más próximo al hippismo de los años 60 que al éxtasis rockero tan habitual en esa misma sala. El ambiente ganó puntos puesto que el escaso volúmen hizo que sólo quienes estuvieran dispuestos a disfrutar del concierto pudieran hacerlo. Y allí estaba yo, catando las esencias de un cantautor del medio oeste americano pasado por los cálidos ritmos mediterráneos.


Su "Quiet town" ilustra a la perfección su ambiente lírico personal

Cuando ya habían cargado bien las pilas del respetable, volvieron a subir al escenario para afrontar la recta final, con temas ya míticos que el público no dejaba de pedir en cada silencio entre melodías. Fue así como escuché un "Quiet town" o un "Sweetie" imborrables aunque nos quedáramos sin un "Sad eyes" que unas fans no paraban de pedir lastimeramente. Habíamos consumido hora y media larga de concierto y sólo al principio notamos el paso de tiempo. De menos a más, como debe ser. Un concierto redondo que culminó con la habitual participación de Miguel de la Cierva acompañando con su pedal steel guitar al artista del día.

La anécdota de la noche fue que pude conocer en persona (al menos verla) a la cantante que había querido escuchar. Alondra Bentley formaba parte del público que siguió las evoluciones de Josh Rouse... y es que Miguel de la Cierva sabe dar alojamiento a sus huéspedes. Ignoro si hubo algún extra de última hora (me retiré nada más acabar el concierto) pero no me extrañaría que se hubiera montado una jam sessión en algún rincón de la sala o en la misma playa en horas próximas al amanecer.


Vídeo comercial con el "buen rollito" que desprendió Josh Rouse en su concierto

P.D. 1 Gracias por la recomendación, Lila & Cloe. Sin vosotras seguramente me habría quedado durmiendo el sueño de los inocentes.

P.D. 2 Siento daros envidia, y sólo espero que no me peguéis por haber podido disfrutar del concierto.


Nota: fotografías "cogidas" de TodoGrove.com



2 comentarios:

LiLa AnD cLoE dijo...

Has sido todo un descubrimiento en mi vida, hace ya 6 largos años que nos vimos por primera vez y no dejas de sorprenderme! Envidia no, lo siguiente! Penita habermelo perdido. Gracias por compartir el post, una descripción maraBillosa. Mañana te llevo el disco, 1972.

banderas dijo...

Hola, LiLa AnD cLoE. Las que me habéis sorprendido sois vosotras. Creo que hay un error en el enunciado de la primera frase, porque yo no soy ninguna sorpresa ni un descubrimiento. ¡Ya quisiera yo ser algo así! ¿Qué pensará la gente que no me conoce cuando alguien que sí lo hace dice cosas semejantes? ¡Qué vergoña!

Me alegra que os haya gustado el post... sólo pretendía transmitir lo mejor posible las sensaciones vividas... y creo que lo he logrado. Gracias a vosotras, de nuevo.

Biquiños ;-)