Después de mi primera retirada en una carrera (quien quiera leer la crónica puede hacerlo en este otro blog) el mundo no se acabó, y la visita a Bilbao tuvo su parte lúdica.
Redescubrí, porque ya había visto el local en mi anterior visita, una de las pastelerías más hermosas del mundo (al menos de mi mundo conocido) y una de las más famosas de Bilbao y, por extensión, de España... y no es que yo sea de Bilbo, sino que por tradición, antigüedad, calidad y mérito es una de las que más solera acumulan, ya que la marca funciona sin interrupción desde su creación en 1852.
El local de la calle Gran Vía no fue el primero, pero sí el más antiguo de los que conserva la empresa, ya que funciona desde 1923. De entre sus productos destacan especialmente sus afamadas trufas, aunque las tartas y pasteles tampoco le son ajenos, evidentemente.
Lo único que no puedo hacer es certificar personalmente la calidad de sus productos. Sin embargo, ya hablan otros muchos suficiente y contundentemente... y además lo hacen desde distintos puntos de vista y en diversos idiomas. Por algo será.
Luego, dando un paseo en compañía de nuestros "guías locales" y amigos, nos acercamos a otra institución veterana de la ciudad, un café cuyas paredes albergan recuerdos de una historia de más de cien años.
El Café Iruña, con dos partes bien diferenciadas en lo estético, es todo un símbolo de la vieja Bilbao que todos sus ciudadanos identifican con algunas de sus mejores tradiciones.
El local fue declarado "monumento singular" en 1980, y la entidad mereció el premio especial al Mejor Café del año 2000.
Y lo cierto es que el solo hecho de acceder a su interior nos traslada a un mundo que parece perdido entre las nieblas y cenizas que cubrían el viejo Bilbao industrial del siglo pasado... a las tertulias literarias de los años 20 y 30, a las miserias de la posguerra civil... a las reuniones clandestinas durante cuarenta años de oscuridad y primeros años de ansiada libertad...
Quien más, quien menos, cuantos traspasan sus puertas caen rendidos ante la evidencia palmaria de que su belleza trasciende los tiempos y los gustos al uso.Sus dos ambientes claramente diferenciados no impiden que el conjunto sea absolutamente único en su especie.
Creo que los bilbaínos tienen suerte al haber sabido conservar un pedazo de su historia ciudadana con un sabor tan entrañable. Y lo digo porque en mi ciudad hubo en su día lugares clásicos que ya nunca más podrán ser recuperados... y supongo que como en la mía habrá pasado en casi todo el país.
En los asientos de los cafés de Bilbao se fraguó la República, se creó el Partido Socialista y Unamuno discutió sobre Filosofía. La especulación urbanística no sólo se cebó con la costa española, sino también con locales céntricos cuya conservación resulta poco o nada rentable si no se saben explotar... y con la intrahistoria que no han escrito los manuales al uso.
7 comentarios:
El café Iruña tb. es uno de mis preferidos en Bilbao.
En las fiestas quitan las mesas y lo convierten en un lugar para comer, te venden cucuruchos de camarones y otras cosas ricas, ricas...
Primi
Bilbao es una ciudad fascinante, a la que trataré de volver antes de que sea tarde.
Conozco la Arrese y certifico que su obrador es uno de los mejores que he conocido - y un goloso como yo conoce unos cuantos-. Muy recomendables las trufas, los bollos y las palmeras con mantequilla y coco.
En un café de Bilbao, cercano a la estación de Abando, podía verse sirviendo mesas a la maravillosa Leire Berrocal, grandísima actriz olvidada completamente por el cine.
Me ha gustado mucho el post, como todo lo que me recuerde al País Vasco.
Eskerrik asko, agur.
Hola Primi. Ignoraba tus experiencias bilbaínas... tú siempre un saco de sorpresas.
Primo Jorge!!! Ya me parecía a mi que tú no podías ignorar un palacio del paladar como Arrese en tus viajes por Euskadi. Ja!Ja!Ja! La proxima vez que vaya (porque el año que viene tengo que terminar ese maratón que pudo conmigo en esta ocasión) prometo recuperar fuerzas el domingo por la mañana pasándome por Arrese sin falta XDDDD
Me suena la tal Leyre Berrocal... creo que de cierta serie de TV con el Sr. Puigcorbé.
Me gusta que le guste el "post" y nuestro país "primo".
Agur bat ;-)
Pues ya lo siento, hijo... no que te guste Bilbao, que es lo más normal, si no que te hayas tenido que retirar...
Besicos
Yo también lo siento, Belén, como te puedes imaginar, pero ya sabes que una retirada a tiempo es una victoria... y cuando se trata con una posible lesión seria (especialmente cuando el deporte que practicas es por "placer") mejor no llegar a ella.
Como decía en el post sobre la carrera (en el blog al que remito) "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional".
Biquiños ;-)
Precioso ese café. ¡Quiero ir!
Pues ya sabes, Raquel, ¡sácate un billete para Bilbao! Siempre es una visita interesante. Te lo aseguro.
Biquiños ;-)
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