Para alguien que, como yo, ya era más o menos consciente de lo que se jugó España el 23 de febrero de 1981, este libro trae a la memoria muchas recuerdos e historias que, de tan oídas, alcanzan casi la categoría de leyenda. No es tal mi caso, ya que soy de los que aún recuerda perfectamente dónde estaba y cómo se enteró del golpe de estado a pesar de mi entonces corta edad. Al volver del colegio mi madre, que estaba en casa escuchando en Radio Nacional la emisión en directo de la votación que tenía lugar en el Congreso, me dijo que acababan de dar un golpe de estado y que qué iba a ser ahora de nosotros si la cosa salía adelante.
El autor de este libro supera esa mitología habitual y procede a una labor de deconstrucción y recreación de muchas de esas historias que habitan esa historia en particular. Con gran meticulosidad Javier Cercas desmenuza las entretelas de un golpe de estado que, como la "santísima trinidad", son tres golpes distintos en un sólo golpe verdadero. Estudia fuentes diversas, las investiga, las contrasta y, finalmente, obtiene un concentrado que ni cierra la puerta a muchas posibilidades ni deja muchos cabos sueltos. El principal mérito de este libro es que, sin pretender ser estrictamente un ensayo histórico sino más bien una recreación personal de determinados hechos históricos contrastados, consigue atrapar al lector porque centra en una contraposición literaria e histórica a tres personajes en cada bando. Si de una parte tenemos a Tejero, Milans del Bosch y Armada, de la otra contamos con Carrillo, Suárez y Gutiérrez Mellado. No son los únicos personajes de una "novela" perfectamente entretejida con los hechos históricos (por sus páginas habitan personajes para mi desconocidos hasta la lectura de esta obra: Cortina, Torres Rojas, Pardo Zancada...) pero sí algunos de los más destacados junto con Sáenz de Santamaría, Sabino Fernández Campo y Juan Carlos I de España.
Literariamente hablando puede pecar de falta de agilidad, ya que se recrea en exceso en momentos determinados (de ahí en parte su título, muy acertado), pero este trabajo sí resulta conveniente de cara a obtener el resultado final. Hay expresiones que, de reiteradas, cansan. No me he tomado la molestia de contar cuántas veces habla de "un gobierno de concentración, coalición o unidad", de "un golpe de timón o de bisturí", de "un chisgarabís sin formación" y expresiones similares, pero algunas llegan a hastiar. Por lo demás la impresión general de esta obra es magnífica y me ha resultado clarificadora, a pesar de la distancia cronológica y de alguna que otra mentira/engaño, ignoro si intencionado o no, como el hecho de tratar a Santiago Carrillo como si estuviera físicamente muerto cuando a día de hoy no lo está.
Ignoro qué mente retorcida pudo conducir a alguien en España a poner a esta novela que, según traducción literal, se titula “El vendedor de armas” un título tan radicalmente diferente del real.
He esperado a terminar la novela para decantarme por alguna de las hipótesis que fui elaborando mientras avanzaba en su lectura (cada cual más peregrina que la anterior) y he llegado a la conclusión de que la editorial hispana pensó que el título original resultaba demasiado evidente para un lector medio español, mientras que para un inglés ese mismo título pudiera ser todo un reclamo publicitario. Lo que no he sido aún capaz de descubrir es el motivo por el cual se eligió el título castellano. Si alguien lo sabe, por favor, no duden en comunicármelo. Se recompensará con un ejemplar del libro firmado por el autor… de esta bitácora.
Segunda observación ingeniosa sobre el libro en su versión hispana: la portada en estilo pop art poco o nada tiene que ver con el contenido. Bueno, eso no es del todo cierto: el protagonista conduce en una ocasión y brevemente una motocicleta de gran cilindrada. Sobre el autor poco hay que comentar, ya que es mundialmente conocido por su más reciente papel en una conocida y exitosa serie de televisión. Por cierto, el mayor mérito que se puede atribuir a este actor y autor es el hecho de haber sido capaz de aceptar papeles en los que da voz a personajes diseñados por ordenador (la saga completa de Stuart Little) después de haber participado en películas como “Los amigos de Peter”, “Sentido y sensibilidad” o incluso la divertida "Maybe Baby" y seguir siendo capaz de mantener la cara bien alta. Bromas aparte, y sin tener en cuenta su secundaria faceta de escritor, me parece incuestionable que, haga el papel que haga, es un actor como la copa de un pino (made in England, of course).
La novela, que es de lo que veníamos a hablar, en sí tiene tres o cuatro virtudes: sin tener un lenguaje encopetado, ya que no se correspondería con el que utiliza el protagonista narrador omnisciente, presenta un registro lingüístico y un rico léxico más que suficientes para demostrar que el autor ha alcanzado al menos estudios de nivel universitario y sabe utilizar los recursos típicos del humor inglés que a tantos cinéfilos nos vuelve locos; habla, o más bien escribe, con tal precisión de todo tipo de armamento de fuego, técnicas de pelea cuerpo a cuerpo, etc. que cualquiera diría que estamos ante un experto en operaciones especiales; mantiene una distancia suficiente con el hecho narrativo como para permitir dirigirse conscientemente al lector sin que ello resulte desagradable y, finalmente, encierra un antimilitarismo absolutamente loable encubierto bajo la máscara de novela que parodia el subgénero de espionaje.
En algún momento me ha recordado al bueno de Boris Vian en su “Que se mueran los feos”, aunque el tipo de humor que destila Laurie en esta novela es mucho más irónico y mordaz que el del francés. Tampoco es que sea una obra maestra (el verano está repleto de libros facilotes) pero se deja leer mejor que bien… y parece ser que tendrá continuidad en una segunda novela protagonizada por Thomas Lang… a lo mejor me la pido para mi próximo cumpleaños (y es que este libro tampoco tuve que comprarlo).
Segunda observación ingeniosa sobre el libro en su versión hispana: la portada en estilo pop art poco o nada tiene que ver con el contenido. Bueno, eso no es del todo cierto: el protagonista conduce en una ocasión y brevemente una motocicleta de gran cilindrada. Sobre el autor poco hay que comentar, ya que es mundialmente conocido por su más reciente papel en una conocida y exitosa serie de televisión. Por cierto, el mayor mérito que se puede atribuir a este actor y autor es el hecho de haber sido capaz de aceptar papeles en los que da voz a personajes diseñados por ordenador (la saga completa de Stuart Little) después de haber participado en películas como “Los amigos de Peter”, “Sentido y sensibilidad” o incluso la divertida "Maybe Baby" y seguir siendo capaz de mantener la cara bien alta. Bromas aparte, y sin tener en cuenta su secundaria faceta de escritor, me parece incuestionable que, haga el papel que haga, es un actor como la copa de un pino (made in England, of course).
La novela, que es de lo que veníamos a hablar, en sí tiene tres o cuatro virtudes: sin tener un lenguaje encopetado, ya que no se correspondería con el que utiliza el protagonista narrador omnisciente, presenta un registro lingüístico y un rico léxico más que suficientes para demostrar que el autor ha alcanzado al menos estudios de nivel universitario y sabe utilizar los recursos típicos del humor inglés que a tantos cinéfilos nos vuelve locos; habla, o más bien escribe, con tal precisión de todo tipo de armamento de fuego, técnicas de pelea cuerpo a cuerpo, etc. que cualquiera diría que estamos ante un experto en operaciones especiales; mantiene una distancia suficiente con el hecho narrativo como para permitir dirigirse conscientemente al lector sin que ello resulte desagradable y, finalmente, encierra un antimilitarismo absolutamente loable encubierto bajo la máscara de novela que parodia el subgénero de espionaje.
En algún momento me ha recordado al bueno de Boris Vian en su “Que se mueran los feos”, aunque el tipo de humor que destila Laurie en esta novela es mucho más irónico y mordaz que el del francés. Tampoco es que sea una obra maestra (el verano está repleto de libros facilotes) pero se deja leer mejor que bien… y parece ser que tendrá continuidad en una segunda novela protagonizada por Thomas Lang… a lo mejor me la pido para mi próximo cumpleaños (y es que este libro tampoco tuve que comprarlo).
7 comentarios:
Me han hablado muy bien del libro de Cercas, tengo ganas de leerlo.
Saludos y un abrazo desde BCN.
PD: Yo también recuerdo perfectamente aquel día y, sobre todo, el miedo de la gente que había vivido la guerra o la post-guerra.
Pues si te han hablado muy bien, te han informado correctamente. Léetelo, no tiene desperdicio.
P.D. ¡¡Y yo que tenía un cartel de la última campaña electoral del PCE autografiado por Nicolas Sartorius y Enrique Curiel!! Aún lo tengo por algún lado, por cierto.
Vale, pues tomo noto del de Cercas.
:)
En cuanto al título hispano del segundo libro, me temo que ahí suele ser la editorial la que lo decide. En muchas ocasiones, el traductor no está para nada de acuerdo... pero quien paga, manda.
Sic.
Bicos
Irre, toma nota. Toma, que esta semana pasada le han dado, además, el Premio Nacional de Narrativa... quiero suponer que por algo será. La noticia: http://www.papelenblanco.com/premios-y-concursos/javier-cercas-ganador-del-premio-nacional-de-narrativa-2010
Tomo nota de lo del título en castellano... aunque ya suponía que el traductor poco o nada tuvo que ver con ello... si no vaya mierda de traductor!!! Además, tú eres una experta en esas lides ¿no?
Biquiños/Petonets ;-)
Laurie es un gfenómeno en su país, y lo es precisamente por algo que no mencionas en el post (supongo que porque lo desconoces), y es una serie de humor ingles con el prota de "los amigos de peter", el gran Stehen fry.
Para muestra un botón:
http://www.youtube.com/watch?v=hHQ2756cyD8
Laurie, es conocido en UK sobre todo por una serie de Humor inglés con el protagonista de "los amigos de Peter", el gran Stephen Fry (que por otra parte es la voz en off de Pocoyo en UK).
Para muestra un botón:
http://www.youtube.com/watch?v=hHQ2756cyD8
¡Uy! Tenía dos comentarios sin moderar hace tiempo. Lo siento, Joako, pero sigo en jaleos varios y actualizo poco o nada.
De Laurie conozco algunos de sus trabajos previos a su "salto a la fama" de la mano del Dr. House y es un tipo verdaderamente genial, culto... muy "british"... no me extraña que tenga tantísima fama en su país.
Por cierto Stephen Fry es otro crack, sólo que menos conocido fuera de la Gran Bretaña... espero que algún día se le valore más en el resto del mundo.
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