Una entrada en el blog musical de mi adorada Belén me hizo recordar el maravilloso y extraño verano del 95, que hoy traigo a colación.
Tenía yo entonces unos lustrosos 27 años y un trabajo estable que me daba para vivir con holgura. Una ex novia de las que mejor olvidarse todavía en la memoria y un largo y cálido verano por delante en el que dedicarme a buena parte de mis aficiones favoritas de entonces... y en buena medida aún de ahora: amigos, viajes, música, fotografía, mujeres y literatura (el orden no tiene por qué ser exactamente ese).
De estas aficiones estoy convencido que la literatura ocupó muchas de las horas muertas que un verano siempre proporciona... pero es que no recuerdo qué libros leí exactamente en esa época, así que pasaré por alto este apartado.
Los amigos, los viajes, la música y la fotografía se entrelazaron de forma increíble durante una quincena larga del mes de vacaciones, y de no haber sido por la obligación/necesidad de volver al trabajo seguramente habría estado como la cigarra tocando y cantando hasta la caida de las primeras nieves, con lo bien que me lo paso yo solito con mis pasiones.
Todo comenzó prácticamente cuando, tomando unas cervezas en cierto local actualmente desaparecido de la tristemente muerta calle de los vinos de Vigo, me enteré de que Migue -el dueño del local- estaba organizando un viaje en bus a Gijón para ver en concierto a los Rolling Stones. Era la gira Voodoo Lounge, una de esas escenografías inmensas con efectos de luz, fuego y color que hicieron historia del espectáculo y que aún hoy pocos grupos están capacitados para imitar, que recalaba en España únicamente la noche del 22 de julio en la ciudad asturiana.
Honky Tonk Woman (The Rolling Stones) durante la Gira Woodoo Lounge
Pagué gustoso el precio del bus añadido al de la entrada aunque no hubiera de ir con el resto de los habituales del local, puesto que una idea se me coló por la ranura invisible que llevo siempre en el entrecejo: extender el viaje hacia el este del país y acercarme a Bermeo a ver a un viejo colega de aventuras de otro verano anterior y, ya puesto, bajar a la capital del reino a pedir perdón a un amigo madrileño por una metedura de pata del pasado reciente.
Poco a poco ese esbozo de verano perfecto fue tomando forma con otros detalles que aportaban interés a la ruta.
Primero fue la noticia de que un grupo de rock sureño estaría en el estadio de Pasarón (Pontevedra) exactamente una semana antes del concierto de los Stones en Gijón (en donde estarían ejerciendo de teloneros). No me lo podía creer. ¡¡Vería a los Black Crowes dos veces en una semana!! ... y además, la segunda vez teloneando a uno de mis grupos míticos. La casualidad era demasiado grande para dejarla escapar, así que me compré también la entrada para Pontevedra.
Sting me (The Black Crowes)
Luego otra noticia interesante me reafirmó en la idea de acercarme hasta tierras vascas: en el Festival de Jazz de San Sebastian (Donostiako Jazzaldia) tocarían la noche del 25 de julio los guitarristas B.B. King y Raimundo Amador... otra oportunidad de goce etereo y noctámbulo. Para ese concierto no tenía entradas ni sabía cómo conseguirlas, pero eso ya me daba igual a esas alturas del plan. Mi siguiente parada sería San Sebastián (Donosti para los amigos).
Raimundo Amador y B.B. King esa mágica noche de julio del 95
La música sirvió de hilo conductor del viaje, pero los amigos hicieron el resto. Veranos atrás (debió ser en el de 1989) había conocido a dos muchachos durante un curioso campo de trabajo y la amistad se mantuvo (y aún hoy en día se mantiene... este verano iré a la boda de uno de ellos), así que acoplé sendas visitas a Bermeo y Madrid intercaladas en mi Ruta 66 particular que espero os guste.
8 comentarios:
Joe, vaya veranito eh?
jajajajajja
Yo no he podido ver a los black crowes por falta de oportunidades, o yo me iba de la ciudad o ellos no podían venir... ais
Besicos
Yo era jovencito por el verano del 95, pero tal y como lo planteas tiene pinta de que te lo tuviste que pasar de puta madre...Es una pasada cuando enganchas planes seguidos y cuadran bien...Los Black Crows creo que vuelven a España, al Azkena Rock Festival...
Abrazotes con un puntito de envidia sana
Belén... uno de los mejores veranitos de mi vida (y he tenido unos cuantos buenos ¡eh!) en muchos aspectos.
El 15 de mayo en el Azkena Rock en Vitoria los puedes ver. Las entradas ya estána la venta y no te queda demasiado lejos, así que ya sabes.
Mr. Blueberry, yo ya no era un chaval en el 95 pero tampoco un carca, como puedes ver... y sí, me lo pasé de puta madre... cuadró todo bien. Bueno, hubo un problemilla: se me cayó el tubo de escape del coche en víspera del festivo y me hice Bermeo-San Sebastian-Madrid con escape libre... y no veas el jaleo que montaba el coche... llegué con los tímpanos reventados... Ja! Ja!
Cierto, ayer lo comprobé mientras escribía la entrada, pero como no iba con la historia no lo comenté.
Por cierto, la historia de ese verano podría tener continuación, porque fue increíble, de veras... y no es por dar más envidia.
Yo tenia 37 años en aquel verano, lo que hubiese dado por estar contigo viendo a Mr.BB y a Raimundo. ¡Ah! el tiempo pasa volando
Pues me has hecho pensar en otro verano...
...el verano del 42 que no viví pero que leí muchos años más tarde...
J.
Coincidencias y azaras, pasiones. Y todo entrelazado ahora desde la mirada del presente. Qué bueno. Y cómo te acuerdas!
Besos
Que lujo de verano y qué lujo de música, lo mejor.Gracias por este regalo que nos devuelve emocionantes momentos.
Dimas, no estuvo mal el concierto, pero quizás algo más frío de lo esperado. En cualquier caso una ocasión como pocas.
Jeanne, yo no leí ese "Verano del 42", pero vi la película. Ignoro si le llega a la suela de los zapatos al libro, pero me gustó mucho... de hecho durante años uno de mis sueños eróticos era una aventura con una mujer mayor (para mi, claro).
Bicos ;-D
Raquel, no soy yo mucho de añorar cosas y tiempos pasados, pero ese verano fue probablemente uno de los más locos de mi vida... y he tenido algunos... así que recordarlo no ha estado mal.
Bicos ;-)
bambu222, el placer es mío... y las gracias realmente se las debemos a Belén, que fue la que me trajo al presente esos tiempos remotos.
Bicos ;-)
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