Valladolid, como no.


Lo primero que hicimos al llegar a Valladolid fue buscar el hotel y aparcar el coche. La comida podía esperar un poco puesto que habíamos desayunado maravillosamente bien y relativamente tarde en Puebla de Sanabria.

Dejadas las maletas en la habitación salimos a dar un paseo para abrir el apetito y callejeamos en dirección a la Plaza Mayor porque después de comer tendría que recoger el dorsal para la carrera del domingo en una tienda de deportes que yo situaba en mi mapa mental en una calle que unía las cercanías de esa la plaza Mayor con la de España... como efectivamente fue.

Por el camino vimos una iglesia de clara piedra caliza que refulgía como el sol (borré las fotos del exterior porque salieron quemadas) en cuyo interior una pareja estaba en el culminante momento nupcial de los votos:

- Yo, Patricia, prometo serte fiel, y amarte y respetarte en las alegrías y en las penas todos los días de mi vida.

- Yo, Rafa, prometo serte fiel, y amarte y respetarte en las alegrías y en las penas todos los días de mi vida.

... será que lo de "hasta que la muerte nos separe" no queda bien en un día que se supone feliz, glorioso, etc.



Mientras ellos se entregaban mutuamente en presencia de no sé cuántos familiares y amigos el que esto escribe no fue capaz de resistir la tentación de recoger del modo más artístico que pudo la romántica decoración de la nave central de San Benito el Real.



Lo cierto es que ese espacio de góticas arcadas quedaba un tanto lóbrego sin una decoración lineal que marcara el paso de los novios camino del mundo real, ese al que tendrán que enfrentarse nada más regresar de su luna de miel, y sólo la alfombra roja se vería un tanto sosa y desangelada, así que los pétalos y las velas aportaban vida a la fría piedra en penumbra.



Por cierto, me gustó la elección de uno de los temas musicales, se trataba de una canción del primer disco de los americanos Evanescence tocado al piano solo (casi parece Enya) y cantado por la mágica voz de Amy Lee... os la dejo de melodía de fondo.

En fin, después de comer y haber recogido el dorsal nos dedicamos a callejear por el centro de Pucela, y nos sorprendió una extraña combinación de centro comercial, centro cultural y convento del que destaco especialmente su claustro de tres pisos. Sinceramente, como historiador del arte me parece triste que un edificio tan maravilloso acabe como tienda de teléfonos móviles, pero peor habría sido una demolición o un deterioro tan mayúsculo que hubiera hecho necesario su derribo.



El paseo nos llevó al Campo Grande, parque público con forma de diamante o de campo de béisbol (según quien lo vea) habitado por infinidad de aves, pero especialmente por anátidas diversas y pavos reales, totalmente vallado y que se cierra al caer el sol.

Me encantó la sensación de frescor que se sentía nada más penetrar en su intrincado bosque, y que supongo será aprovechado por infinidad de vallisoletanos para pasar mejor las duras tardes de estío.



Los vericuetos y los bancos corridos, las pajareras y las fuentes, hicieron que se nos fuera en un vuelo una hora larga.



El estanque con su fuente y su cascada nos hizo pensar en otros parques conocidos: nuestro Castrelos, algo más grande pero distribuído de forma muy distinta; el Retiro madrileño, inmensamente mayor pero menos agreste; mi adorado Eilenride de mi ciudad natal, el más grande y frondoso de los tres que vinieron a mi mente.



Sin embargo la estrella de la tarde fue una ardilla que se cruzó en nuestro camino, muy atareada en las labores propias de la estación que se avecinaba. Una nuez, habilmente portada en la boca, fue a parar a un hoyuelo al borde del paseo central del parque mientras algunos curiosos paseantes observaban la pasmosa familiaridad con que se cruzaba una y otra vez por delane de sus narices.



Creo que se trata de un ejemplar de ardilla roja y, por lo que he leído por ahí, suelen comer incluso de la mano de la gente. Es este un ejemplo del que en España no conozco muchos casos. De hecho es el primero que veo/leo con mis propios ojos. Raquel, yo ya tengo mis propias fotos de una ardilla, y no veas lo que te envidio por verlas con frecuencia, pues son unos animalitos la mar de bonitos y con cara de buenos. Tú ya me entiendes ¿no?



Tampoco las fuentes desmerecen del conjunto del parque, y de hecho algunas son verdaderas maravillas, como ésta fuente del cisne o de las sirenas, aunque lo que yo fotografié fue un tritón.



Una vez fuera del parque el agua siguió llamando nuestra atención, pues su alianza con el sol nos proporcionó un arco iris que no quise dejar escapar. Acabo de darme cuenta de que una de las cosas que más me gustó de Valladolid fueron sus múltiples fuentes, pues varias de las fotos que siguen también son de fuentes.



En la misma calle desde la que al día siguiente saldría la media maratón se encuentra la casa-museo de Cervantes, habitante que fue de esta villa y escritor de profesión, además de militar retirado por herida en el campo de batalla, o eso dicen.



El rincón que ocupa me recordó algunas villas de las que en Roma pude ver el verano pasado, y no pude evitar volver a sacar la cámara para intentar captar la sensación de frescor y de tranquilidad que se respiraba en un rincón tan minúsculo de la ciudad... claro que era sábado por la tarde y hacía bastante calor.



Y ya cerrando la tarde se nos planta en medio de una calleja un Rolls Royce Silver Wraith de 1955 ataviado para la ocasión... y es que los pucelanos y pucelanas gustan del mes de septiembre para contraer nupcias, por lo que pudimos comprobar.



Terminamos prácticamente nuestro paseo en la Plaza de España, donde nos habríamos de concentrar los corredores en poco más de 12 horas antes de lanzarnos a tomar por una hora larga las calles de la ciudad con nuestras indumentarias deportivas y nuestros sudores.

Otra fuente llamó mi atención nada más pisar la alargada plaza, y es que el hecho de ver un globo terráqueo de semejantes dimensiones girando (detalle que pretende captar la primera fotografía) ofrecía posibilidades fotográficas diversas aprovechando la velocidad de obturación...



... como queda demostrado en la comparativa entre amas imágenes.

Si en la primera utilicé una velocidad baja de disparo y el efecto obtenido es el movimiento de la tierra y del agua que salpica la fuente, en la segunda la rápida velocidad de disparo paralizó ambos detalles, congelando parte de los chorros en el aire y permitiendo identificar la península arabiga y el oceano índico en la bola del mundo. Esta es la lección de fotografía de hoy ¡hala!


(Evanescence) - (Fallen) - (04) - (My Immortal).mp3 - Evanescence

10 comentarios:

dintel dijo...

Me he quedado enamorada de la ardilla y del coche, ah!!! y de la escultura de la fuente.

Ahora tengo poco tiempo para visitar blogs, pero haré lo que pueda. Lo añoro.

Megustanlasbibliotecas dijo...

Jo, que bien.

Yo llevo bastante tiempo con ganas de viajar a Valladolid, sobre todo para visitar el Museo Nacional de Escultura, que creo que tiene las mayores maravillas de nuestra Historia del Arte en esa destreza.

Pero bueno, la verdad es que nunca encuentro el momento, aunque esta entre las primeras de mi lista.

Me alegro de que disfrutaras la visita.

Saludos!

Möbius el Crononauta dijo...

Vaya, qué ganas me han entrado de ir hasta allá, aunque sea para correr de tasca en tasca. Vallalodid, uno de tantos sitios pendientes que tengo

Saludos

magofez dijo...

Estuve un par de veces, es más bonita tu entrada que la propia ciudad, aunque la verdad no hice mucho turismo, no sé si mi opinión es válida.

saludiños!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
banderas dijo...

Dintel, yo pasé recientemente una etapa negra para ver o escribir blogs, así que te comprendo. ¿A que es chula la ardillita?... me alegra que te haya gustado. Saqué como 10 fotos, pero la mitad oscuras y la otra mitad movidas... ¡qué raro!

¿Te gustaron las puertas? ;-P

Bicos ;-)

Noe, pues allí al lado está el paraíso... al menos el tuyo (y casi casi el mío). Como bien sabrás a un tiro de piedra está el pueblecito de Simancas, perfectamente comunicado por autovía (a unos 5 minutos de Valladolid). No hace falta que diga más ¿no?... lo que ignoro es si hay visitas... tendré que preguntarlo o investigar. Acabo de buscar y sólo para grupos de estudiantes o cursos... pero hay una visita virtual muy interesante y un vídeo de algo más de 20 minutos muy chulo. Yo no tuve tiempo para ver museos, por eso me pare a catar la ciudad.

Bicos ;-)

Möbius, pues de eso que dices hay mucho. Una de las cosas que me quedaron pendientes fue tomarme unos vinos en la infinidad de tascas que hay cerca de la Plaza Mayor. Sólo nos tomamos unas cañas, que al día siguiente había que correr mucho. ¡Ve y disfruta!

Un abrazo ;-)

Wilde, me parece que si tu visita fue de trabajo no me sirve la opinión que haya dejado en ti la ciudad. Hombre, es una ciudad grande y joven, como Vigo, pero me temo que más habitable que la nuestra (me refiero al tráfico y al ruido y la suciedad sobre todo).

Unha aperta ;-)

Raquel dijo...

Ahora ya quiero ir a Valladolid después de este post y ver todo lo que has visto.
Esa ardilla me gusta mucho. Te entiendo, te entiendo.
Coches, fuentes, musgo, paseo.. qué bueno y qué currado este post. Gracias y un besote

banderas dijo...

Raquel ¿aún no conoces Valladolid?... pues no será porque quede lejos de tus lugares habituales por España.

La ardilla es preciosa... y descarada.

Currado y bueno, dices, yo creo que más bien comprimido. No veas los esfuerzos que tuve que hacer para no extenderme más. De nada, ya sabes que es un placer.

Biquiños ;-)

belenmadrid dijo...

jaja estoy con wilde! creo que es más bonito tu post que la ciudad, jajajaja

pero en fin, yo ahora voy un par de fines de semana al año o tres, hace años que no entro en el campo grande por ejemplo, y me has dado ganas de darme un paseito por el centro...

por cierto, impresionante la foto!! se ve girar!!

muchas gracias :)

banderas dijo...

Tú misma, Géminis. A mi no me disgustó la parte que recorrí, tanto dando un paseo como corriendo al día siguiente. Bueno, había una zona al lado de la estación de tren que no era precisamente "El Parnaso", pero bueno... zonas feas las hay en todas partes... estoy convencido.

Sobre el "Campo Grande"... es una lástima que no lo hayas visitado más... es una gozada... y para correr aún más...Je!Je! ... suelo de tierra, sombrío, céntrico, sin tráfico, sin humos.

¿Viste el efecto que pretendía conseguir? Me alegra que te guste.

Biquiños ;-)