Balas o votos



Hoy es un día muy especial porque la democracia ha salido reforzada de nuevo en mi país. La violencia de cuatro desalmados no ha conseguido parar a nadie en su casa y los españoles hemos vuelto a manifestar en las urnas que preferimos el diálogo a la violencia... los votos a las balas.


No recuerdo bien cuál era el argumento del clásico del cine negro, pero me viene al pelo para lo que quiero expresar esta tarde-noche, cuando los colegios electorales acaban de cerrar. Sólo recuerdo que en la película aparece un Edward G. Robinson y un Humphrey Bogart con los papeles cambiados (el primero, que solía hacer de gangster, hace de policía y el segundo, detective en infinidad de ocasiones, hace de matón).


Bullets or Ballots (carátula de una edición en DVD)

Creo que hoy nadie anda con los papeles cambiados: los demócratas
hemos salido de nuestras casas a expresarnos en paz y libertad, y los violentos se han tenido que guardar las ganas y mojarlas en la fina llovizna habitual en el norte de España.


A ver si el silencio al que los partidos democráticos guiados por una firme decisión les ha condenado ayuda a que reflexionen sobre lo absurdo de su violencia, sobre el camino erróneo que han tomado, sobre lo trasnochado de sus planteamientos. En mi caso, llevo votando casi desde que tengo uso de razón. Y digo "casi" porque aunque se supone que uno tiene "uso de razón" a partir de los 18 años de edad (al menos eso decidieron en su día quienes elaboraron el artículo 12 de la Constitución Española) yo manifesté una preocupación política desde una edad bastante temprana. Con 14 años había leído unos cuantos libros que se supone no suelen leer adolescentes y que me ayudaron a crear una opinión en torno a lo que es justo y a lo que no lo es, a lo que creía mejor para la mayoría y lo que no lo era...



El caso es que yo ejercí dos veces mi derecho al voto antes de haber cumplido los 18 años de edad. La primera vez nadie, salvo yo, se percató del hecho. Resulta que a casa de mis padres llegaron las famosas tarjetas que la oficina del censo remite a quienes figuran en el mismo y les indica el lugar dónde se haya su colegio electoral y la mesa donde tienen que ejercer su derecho al sufragio. Como había recibido la tarjeta decidí probar suerte aún sabiendo que podrían decirme que, por no haber cumplido los 18 años, naranjas de la China. Llegué, cogí mis sobres, entregué mi carnet de identidad, leyeron mi nombre, lo encontraron en la lista, y me permitieron votar. Nadie en aquella mesa notó la presencia de un código que indicara que aún era menor de edad. Ni los vocales ni los interventores. Visto y no visto... había votado en las elecciones autonómicas gallegas de 24 de noviembre de 1985 (faltando algo menos de 4 meses para mi mayoría de edad).



La segunda vez volví a recibir la tarjeta censal y, como había sucedido la vez anterior, decidí acercarme al colegio electoral. Se trataba del Referéndum para la adhesión de España al Tratado de la OTAN, celebrado el 12 de marzo de 1986 (me quedaban 11 días para cumplir los ansiados 18 años de edad) y si en la anterior ocasión tenía claro mi voto, en esta no había un ápice de duda. En esta ocasión uno de los miembros de la mesa electoral se percató de mi edad pero, tras un corto debate entre el presidente y los vocales, y previa una consulta sobre si tenía claro el sentido de mi voto (a lo que respondí con un rotundo "Por supuesto que tengo claro mi voto") y una votación sobre si me dejaban o no votar, por mayoría de 2 a 1 decidieron que me dejarían participar. Así lo hice aunque, para lo que finalmente sirvió, casi mejor que no me hubieran dejado.



Desde entonces siempre he participado en todas las convocatorias electorales en que he tenido ocasión de participar (nacionales, europeas, autonómicas, locales, sindicales, de asociaciones de padres de alumnos, etc.) porque creo que es la mayor expresión de libertad que nos queda, el mejor modo que tenemos, como colectividad, de organizar nuestra sociedad y nuestro mundo, y así pienso seguir mientras siga viviendo y mi cuerpo y mi mente me dejen.



Nota: esta entrada se empezó a redactar a las 20:00 de la noche y acabada a las 22:24 horas, avanzado el recuento electoral en torno a un 79,73% y con un vencedor que no obtendrá en ningún caso una mayoría absoluta.La gráfica fue tomada prestada (sin consentimiento, con alevosía, nocturnidad y premeditación) del blog de Eifonso Lagares.

13 comentarios:

Belén dijo...

Yo quiero pensar que hemos ganado todos, con un 74% de participación... el color de los escaños se sabrá en unas horas :)

Besos

banderas dijo...

Desde luego hemos ganado todos y todas... menos los violentos. El color se intuye ya a estas horas.

¡¡Viva la fiesta de la democracia!!

Bicossssss ;-)

la cocina de frabisa dijo...

Después de la desolación vivida con el atentado de la banda terrorista, hoy hemos podido recuperar la sonrisa.

Feliz día electoral.

saludos

Raquel dijo...

A las tres de la tarde (de aquí) ya andaba viendo los resultados. A las cinco, dando saltos. Como dice Belén, hemos ganado todos. Qué respiro.
Y tú... la historia del voto siendo menor de edad no tiene desperdicio
Besos!

Irreverens dijo...

Pues sí. Me alegro muchísimo de que la participación haya llegado, al menos al 74%...
:)

banderas dijo...

Frabisa, en efecto. Creo que, esté donde esté el concejal asesinado por esa banda de energúmenos indocumentados, estará encantado con la victoria a los puntos de su partido.

Bicos ;-)

Raquel...¡¡rojeras!! ... claro, tú con la diferencia horaria te enteraste a plena luz de día. Prometí en el blog de Jovekovic que contaría la historia de mis votaciones "alegales" y lo he hecho.

Bicos ;-)

banderas dijo...

Irreverens, nos cruzamos... casi el 75 % ... y en Galicia hubo más participación que en las anteriores (y eso que la vez pasada se movilizó mucha gente por los trágicos atentados de Madrid)... estoy alucinado con mi propia comunidad autónoma... ¡¡IMPRESIONANTE!!

Bicos ;-)

JOAKO dijo...

¿hemos salvado los muebles?

banderas dijo...

... malamente, muy malamente... a un precio muy caro. El voto útil y las disensiones internas han mermado la ya débil estructura del viejo partido. Renovarse o morir, dicen por ahí. Yo ya no sé si merece la pena renovarse. En Vigo la izquierda se ha consolidado de un modo insólito.

Saludos ;-)

Jove Kovic dijo...

169 a 153, a la espera del voto por correo. Se intuye un posible pacto con CiU - 11 escaños- que me da pánico.

banderas dijo...

... y a quién no... a los de CiU... que se casan. Una lástima otras formaciones... una auténtica lástima.

Petonets ;-)

Anónimo dijo...

Votaste antes de tiempo!!!!!! Así va el país, jajajajajajajaja, dejando votar a gente de malvivir......
:)

banderas dijo...

Ti, cala... non ves que non se enteraron. Bicos ;-)