Ya queda menos para acabar estas "Crónicas Romanas". Podría extenderme aún mucho más porque material gráfico queda mucho por publicar. En cualquier caso creo que para poner una imágen más -de los miles de millones que debe haber- del Coliseo, o del Foro, o de cualquiera de los archiconocidos monumentos de Roma, sobra tiempo.
Hoy le toca el turno a los túneles... aunque estos no son exactamente de Roma, sino de la maravillosa Villa Adriana que ya hemos visto parcialmente en otro post.
A mi los túneles (sean del tipo que sean) me atraen poderosamente, y no creo que tenga ningún tipo de connotación erótica (o sí). Más bien es el halo de misterio que los rodea lo que hace que en cuanto veo uno tengo que intentar averiguar hasta dónde llega, cuánto mide, y para qué servía. Por eso creo que también me gustan los libros de Matilde Asensi. Si hay algo que en todos y cada uno de ellos (me faltan uno o dos por leer) se repite es la presencia de túneles, pasadizos, cuevas y similares que hay que explorar para alcanzar el éxito en la misión/expedición.
Los túneles son sugerentes, son misteriosos, y sirven metafóricamente para expresar muchas sensaciones vitales. Por eso ahora hacemos un recorrido por los túneles romanos de Villa Adriana.
Acabo de leer en la página web a la que os podéis pasar desde el título del post que los que ilustran esta "entrada" eran para uso y disfrute (además de servicio) del emperado, ya que unían bajo tierra algunas de las edificaciones más significativas de esta Villa de recreo. De hecho hay constatados hasta cuatro kilómetros de estructuras subterráneas uniendo diversas edificaciones.
Este es uno de los extremos más visibles del complejo de túneles que se entrecruzan bajo la superficie de Villa Adriana. A éste, cerca de las Grandes Termas, lo han bautizado con el rimbombante nombre de Criptopórtico, ya que podría hacer las veces de paseo cubierto, fresco, y bien iluminado para los días de mucho calor.
Alguna de sus ramificaciones llega al llamado Pretorio, otra al edificio con tres exedras...
y otra al Teatro Marítimo.Hoy le toca el turno a los túneles... aunque estos no son exactamente de Roma, sino de la maravillosa Villa Adriana que ya hemos visto parcialmente en otro post.
A mi los túneles (sean del tipo que sean) me atraen poderosamente, y no creo que tenga ningún tipo de connotación erótica (o sí). Más bien es el halo de misterio que los rodea lo que hace que en cuanto veo uno tengo que intentar averiguar hasta dónde llega, cuánto mide, y para qué servía. Por eso creo que también me gustan los libros de Matilde Asensi. Si hay algo que en todos y cada uno de ellos (me faltan uno o dos por leer) se repite es la presencia de túneles, pasadizos, cuevas y similares que hay que explorar para alcanzar el éxito en la misión/expedición.
Los túneles son sugerentes, son misteriosos, y sirven metafóricamente para expresar muchas sensaciones vitales. Por eso ahora hacemos un recorrido por los túneles romanos de Villa Adriana.
Acabo de leer en la página web a la que os podéis pasar desde el título del post que los que ilustran esta "entrada" eran para uso y disfrute (además de servicio) del emperado, ya que unían bajo tierra algunas de las edificaciones más significativas de esta Villa de recreo. De hecho hay constatados hasta cuatro kilómetros de estructuras subterráneas uniendo diversas edificaciones.
Este es uno de los extremos más visibles del complejo de túneles que se entrecruzan bajo la superficie de Villa Adriana. A éste, cerca de las Grandes Termas, lo han bautizado con el rimbombante nombre de Criptopórtico, ya que podría hacer las veces de paseo cubierto, fresco, y bien iluminado para los días de mucho calor.
Alguna de sus ramificaciones llega al llamado Pretorio, otra al edificio con tres exedras...
Lo malo es que el acceso está vetado a los visitantes, y uno sólo se puede hacer una idea aproximada de lo que puede ser darse un paseíto por este lugar con la imaginación. Con ella os dejo.
15 comentarios:
Sr. Banderas, me ha tocado la fibra sensible. Me trae recuerdos de tiempos mejores, con el carburero a cuestas, caminando por las entrañas de la tierra...
Lástima que no hayamos compartido aquellos momentos en que la espeleología fue mi pasión. Seguro que Ud. hubiera disfrutado un montón. Sobre todo del «tercer tiempo» ; )
¡¡¡Jo...!!! Aún no he acabado de editar el post y ya lo han leído (por un pequeño tropiezo con el ratón).En cualquier caso, seguro que hubiera disfrutado mucho del primer, del segundo y, sobre todo, del "tercer tiempo"... je!je!je!
I'm a geek ;D
I´m always everywhere ;D
I see, Captain Flint. ;P
Sin duda son misteriosos los túneles.
De Matilde Asensi no he leído todavía nada, aunque he regalado algún libro suyo.
Yo nunca haría espeleología. Necesito espacios abiertos y mucho aire libre a mi alrededor. Por eso siempre me ha dado por subirme a las alturas.
Cada loco con su tema, ya se sabe.
Bicos
Imagino que la atracción que sientes por los túneles se debe al simbolismo que poseen, como la conocida frase de ver la luz al final del túnel. Y, por qué no, también a la connotación erótica, jajaja, no lo descarto..
Por cierto, acabo de ver tú comentario sobre el vídeo de Jove, Ne me quitte pas, y creo que tanto él, como yo, dejamos claro que nos tomamos a broma el tuyo, así que no tenías nada que aclarar.
Viguetana, lo que tienen de especial las cuevas es el SILENCIO.
Viguetana, la Asensi tiene obras fáciles de leer, entretenidas, vendibles, pero hasta hace poco fallaba estrepitosamente en los finales... alguno en especial rompe totalmente con el resto de la obra y parece ciencia ficción. Ahora mismo estoy con su último libro, pero voy muy despacio y llevo poco leído como para opinar.
Sobre las cuevas... me gustan, aunque nunca he hecho espeleología (no como otros).
.:su:., no la descartes... suelen estar húmedos...je!je!je!je! pero fríos.
Sobre lo del comentario... leí los vuestros, pero no me fiaba ni un pelo... a veces tengo la extraña sensación de que no acierto del todo al querer expresar algo con doble sentido y se me puede interpretar fatal... ya me ha pasado (y John es buen testigo de ello).
John... y el eco, aunque puede llegar a ser peligroso ¿no?... o es cosa de películas.
Ahora, cada vez que pase/entre en un túnel, voy a pensar en este post.
Es curioso pensar en tu crónica romana y ver los temas que elegiste, pensar el por qué esos y no otros, lo que tu corazón o tu pasión te pidieron, o tal vez las fotografías...
¿Ves? eso te pasa por abrir tu vida a los demás, que somos los otros los que empezamos a buscarle cinco pies al gato.
Un abrazo
Yo soy un poco clautofóbica y los puentes como que no...buffff y mas si están oscuros como esos!!!!!
Oye, como que acabas? y que voy a a hacer yo sin mi ruta romana cuasi diaria????
Besossss
Yo soy más de espacios abiertos, pero asomarse a la boca de un túnel tiene su encanto, desde luego (menos los túneles del metro de madrid, que más que encanto es un tormento).
Un abrazo.
Raquel más bien fueron las fotografías que mis gustos... aunque como ya he dicho la fotografía es una de mis pasiones.
Si te fijas casi no he puesto monumentos típicos (Coliseo, Foro, San Pedro, etc.) porque quien más quien menos los ha visto en fotografía en alguna ocasión. Aún así alguien me ha llamado "postalero"... ¡¡qué se la va a hacer!!
Belén, no todo el mundo tiene que servir para todo... y sobre lo de que acabo... ya tengo más cositas en mente para poner y que os distraigáis un ratito. ¡¡¡Bicosssssss!!!
Mariano en efecto, tiene su encanto... sobre todo si vas preparado para visitarlos... aunque para el Metro vale cualquiera... je!je!je!
Estos túneles me impresionan mucho, totalmente misteriosos y sugerentes como bien decís.
Aunque se pudiera yo no entraría, no por clautrofobia sino porque han de haber ocurrido alli mismo, historias, suceos, cosas que ...no quisiera imaginarme estando ahi dentro jaja
Es como una película pero sin ficción!
Exelentes fotos pero hoy no me quedo ninguna porque....porque soy miedosa, ahi tá lo dije: los túneles me dan miedo! :P
besos!
claustrofobia quise decir...
besos again
Por fin, un post del que no me choreas fotos...je!je!je!
Bicos ;-)
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