Una de las mañanas decidimos callejear un tanto sin rumbo por las "vías" céntricas en el entorno próximo al Campo dei Fiori (al que dedicaré otra entrada en algún punto de esta serie).
En un momento estábamos ante un hermoso edificio con uno de esos patios encantadores (precisamente el tercero de la entrada de ayer), y al siguiente disfrutábamos con la copia de un edificio típico de la ciudad de Siena.
Tan pronto veíamos la típica fachada de palazzo renacentista, con distintos tipos de cantería de piedra en tres niveles, como nos asomábamos a una puerta trasera del mismo edificio para intuir el jardín interior que aísla a sus habitantes del mundanal ruido.
Ahora cruzábamos delante de una iglesia en que se celebraba el culto en español, y al cabo de una hora pasábamos ante otra dedicada a los trabajadores muertos en accidente laboral (no es ninguna broma pesada... creo que también haré una entrada sobre esta parte del viaje).
El caso es que llegamos a la Piazza de` Ricci como quien llega a un rincón cualquiera y, de repente, vemos unas ventanas enrejadas tras las que se aprecian, perfectamente colgados, piezas de instrumentos musicales junto a instrumentos acabados y con aspecto antiguo.
Mi sorpresa fue mayúscula y les dediqué unas fotografías, pues el hecho de haber estudiado en su día "Historia de la Música" me permitía intuir que aquel no podía ser un lugar cualquiera. Además, un cartel hincado en una esquina de la calle certificaba que nos encontrábamos ante el Palazzo Ricci, de época renacentista, y nadie monta un tallerzucho en un lugar así... sobre todo si tenemos en cuenta de qué ciudad se trata.
Dos de las fotografías son las que os dejo por aquí. Por cierto, si queréis verlas en un tamaño mayor, con pinchar encima es suficiente. Comprobaréis que la imagen es, cuando menos, inspiradora.
Evidentemente todo indicaba que podría ser un taller de luthería... o una tienda especializada en antigüedades.
Maestro Liutaio
Como digo muchas veces: "Por si sí, o por si no, yo le hago una foto... y luego ya veremos".
Finalmente, como las condiciones de luz del lugar eran nefastas, como necesitaba un macro de 28 mm. , como mi pulso ya no es el que fue, y como la velocidad de obturación era de medio segundo, decidí hacer finalmente dos fotografías.
La buena fue, como yo suponía, la segunda, que es la que viene ahora.
Como colofón maravilloso de éste día de hallazgos y encuentros he descubierto que Monsieur Claude es uno de los maestros luthieres más famosos del mundo, como podéis descubrir vosotros mismos, si os ha gustado este mensaje enviado desde mi Quinta Planta.
Por cierto, en el mismo título de la entrada he dejado el link a la página web del taller de luthería de Claude Lebet, aquí un reportaje en francés, aquí una entrevista telefónica (en italiano, y de 19 minutos largos), aquí una reportaje algo pomposo (en inglés) y aquí una reportaje fotográfico que le hicieron unos compatriotas suyos de la Confederación Helvética. Merece la pena ver las fotografías si os apetece sumergiros durante unos minutos en el mundo de éste artista de la madera y del sonido.