No creo necesario decir que ansiaba como agua de mayo poder volver a comunicaros mis sentimientos, mis ideas, mis emociones... daros la paliza con mis pesadillas personales, mis miedos y mis fotografías.
Sé que muchos y muchas os asomabais de vez en cuando a esta ventana y os topabais una y otra vez con el mensaje navideño, y me alegra saber que aún estais por ahí.
Yo, a veces, entraba en alguno de vuestros blogs y comentaba (o no) algo, pero la sensación no era ni remotamente parecida. Ignoro cuánto seré capaz de publicar ni qué temas tocar. Tanto tiempo parado ha tenido básicamente dos efectos: me ha hecho pensar en multitud de temas (de los cuales apenas guardo un vago recuerdo) y ha contribuido a que me vuelva más vago a la hora de comentar... supongo que son efectos secundarios inexorables.
Veo que alguna gente ha estrenado/reabierto/retocado blog, que ahora publica cada dos días o tres, o simplemente con menos frecuencia pero, en general, seguís estando ahí... al otro lado de la red.
Yo, por mi parte, sigo por ahora con el mismo look. Acabo de instalar el ordenador nuevo (con partes aprovechadas del antiguo) y no he tenido tiempo para más detalles. Eso sí, publicaré con algo menos de ritmo porque, entre otras cosas, estoy entrenando conforme a un plan estricto que me trae medio extenuado ya que supone hacer muchos más kilómetros al final de la semana repartidos en cuatro días (normalmente los lunes, miércoles, viernes y domingos)... y es que este año se me ha metido entre cuerno y cuerno correr mi primera maratón... sí, la de la foto.
En fin, que como no quiero ponerme sentimental corto por lo sano. ¡Hala! Ya he vuelto a casa.