Estoy triste y poco inspirado



Siento mucho teneros tan abandonadicos/as, pero no estoy muy contento que digamos... y menos inspirado todavía.

Pensé que el final del año escolar supondría un alivio y un respiro para poder escribir más y mejor en mi blog personal, pero los hechos demuestran que el cansancio se hace notar más allá de la fiesta de fin de curso. Espero que en este próximo mes de julio el clima ayude a mi ánimo y me haga sentirme mejor.

Estoy entre triste y melancólico, y no es por la muerte de uno o de otra (ambos a dos mitos de los lejanos años de juventud de este que escribe) sino más bien porque este nuestro país ha dejado de ser el azote de los criminales y un ejemplo para muchas organizaciones internacionales mal concebidas y peor dirigidas. Las presiones han debido de ser muy serias, supongo... o simplemente han sido.



Tampoco ha ayudado mucho la muerte de este otro hombre bueno a subir mi estado de ánimo, la verdad. ¿Qué queréis que le haga?

Sé que la entrada ha quedado un tanto lúgubre, pero estos días no doy para más... ni menos.

Un mes: tres carreras bien distintas



El pasado mes de mayo ha sido un tanto atípico en lo que a mi participación en carreras populares se refiere. Aunque empecé el mes con un objetivo claro (hacer un tiempo mejor en la Media Maratón de Betanzos de final de mes del que había hecho en la Vig Bay de este año) poco a poco las buenas intenciones se diluyeron por diversas causas y así salió la cosa.




La última semana de abril y los primeros días de mayo estuve casi completamente parado por problemas intestinales. La segunda semana tenía una carrera de las que a priori se me dan peor y me gustan menos (distancias inferiores a los 10 kms.) aunque contaba con el aliciente de ser una prueba campo a través.



La Carrera de As Agüiñas en Porriño (muy cerca de Vigo) se me atragantó a partir de los primeros 400 metros porque todo el mundo salió como si la carrera fuera de 1500 metros cuando en realidad tenía casi 7 kms. , y con lo poco/nada que había entrenado las pulsaciones se me pusieron a 180 en nada. El recorrido no era feo, pero sí agotador por dos razones: un continuo sube y baja por un bosquecillo y una especie de parque forestal , y una superficie blanda de hierba y tierra polvorienta que absorvía la mayor parte de la pisada, quitándo impulso a todas y cada una de mis zancadas... y es que yo soy corredor de asfalto. En definitiva: de las cinco vueltas que había que dar al recorrido, en la tercera estuve a punto de mandar todo al carallo y plantarme; pero como soy más testarudo que una mula la terminé porque sí o porque sí.

Evidentemente el resultado fué más bien penoso: puesto 18 de mi categoría (éramos 25) y 33' 24'' de tiempo final, a una media de 5 minutos el km.



Dos semanas más tarde, el domingo 24, participé en una carrera en la que no tenía nada que perder ni ganar, ya que se suponía que era no competitiva y solidaria. El organizador de la misma, el atleta santiagués Pedro Nimo del Oro (segundo mejor tiempo español del año en Media Maratón y probablemente seleccionado para el próximo mundial de atletismo de Berlín tras su exitoso estreno en la distancia reina en Viena), había dejado claro que el objetivo de esta 3ª Carrera Popular Solidaria Polígono do Tambre era recaudar fondos para la Cocina económica de su ciudad natal y que correr era sólo una forma bonita de conseguirlo.



Evidentemente el planteamiento de la cita atlética pasaba por disfrutar lo máximo posible de la compañía haciendo un entrenamiento como el de cualquier otro domingo del año. De hecho, de las tres vueltas al recorrido (de unos 2 kms. cada una) las dos primeras fueron un paseo en la muy grata compañía de Flip y Safardatxo... dos foreros y amigos con ritmos ligeramente inferiores al mío actual.



Ella es una mujer con una fuerza de voluntad increíble, que le permite seguir corriendo aún cuando su propio traumatólogo se lo ha prohibido expresamente. He de hacer notar que es enfermera de profesión y que está de vuelta y media respecto de cualquier consejo médico que le puedan dar sus compañeros del ramo.



A él lo conozco menos, pero es un chaval encantador siempre dispuesto a echar una mano... o sacar una foto traicionera. Es broma, me lo pasé genial con ellos dos.



La tercera y última vuelta fue el momento de volar en solitario y ver de qué era capaz, y de hecho rebajé sustancialmente los tiempos invertidos durante el resto de la carrera. Si en los primeros seis kilómetros hice una media de 5' 35'' /km. en los dos últimos ésta fue de 4' 50''/km. Estos tiempos, sin ser ninguna maravilla, sirvieron para demostrar que poco a poco estaba cogiendo algo de forma.



Y para terminar el mes nada mejor que una Media Maratón mal preparada y con unas condiciones horripilantes, y por partida doble. Me explico:

  • El día 31 de mayo la temperatura en Betanzos rondaba los 30 grados, con una humedad del 80% y para colmo el perfil de la carrera es de los más duros de Galicia en lo que a esta distancia se refiere (sólo comparable con la desaparecida Media Maratón de Coia y con la Media Maratón de Ferreirúa).
  • Además, unos días antes de esta carrera me dediqué a transportar de forma absolutamente irresponsable unas pesadas cargas apoyándolas en un solo lado del cuerpo. Como consecuencia de esta tontería casi me da un ataque de lumbago (del que ya conozco, por desgracia, los síntomas). Menos mal que sólo dejé tocados para una temporada el psoas ilíaco y el aductor largo de la pierna derecha... vamos... perfecto para afrontar 21 kms. y algo.


Sin embargo, y a pesar de las presuntas dificultades, el resultado final fue muy satisfactorio. Si bien durante los primeros kilómetros (bueno, realmente desde los primeros metros) noté ciertas molestias en los famosos psoas ilíaco y aductor largo (músculos que podréis buscar aquí) a lo largo de los kilómetros las molestias fueron trasladándose a otros recovecos de mi anatomía. En particular las molestias fueron pasando del tibial anterior al gastronecmio (más conocido como gemelos)... músculos que podréis contemplar aquí.



El caso es que sin forzar mucho aguanté perfectamente hasta el kilómetro 11. Fue justo en una de esas cuestas que hacen famosa una carrera, cuando me di cuenta de que ya no sufría ni padecía dolor o molestia muscular alguna. Y no sólo eso; también me di cuenta de que iba mejor de pulmón y de corazón que el resto de mi grupo, así que empecé a remontar puestos kilómetro tras kilómetro y curva tras curva.



Desde ese kilómetro 11 hasta el 19 creo que no me adelantó más que un corredor, y luego ningún otro, así que puedo considerar que fue una carrera de menos a más con todas las de la ley. No es que haya hecho una gran marca pero, con todos los añadidos personales, climatológicos y físicos en contra, ya sólo el hecho de haberla acabado ha sido un gran éxito.



Ahora, en pleno mes de junio, tengo previstas otras tres carreritas: este domingo 14 una de 10 kms. en la pontevedresa villa de Cambados; el 21 otra media maratón, esta vez en Coruña capital; y el 23 la famosa Nocturna de San Xoan en mi propia ciudad, de unos 8 kms. Ya os contaré.

Donación histórica de un hombre de entrañable recuerdo




Hay personas que marcan tu vida en apenas unos instantes, y Don José Luís López-Aranguren marcó buena parte de la mía sin haber sido propiamente mi maestro.

Tuve el inmenso placer y fortuna de haber asistido a un par de conferencias suyas en mi propia ciudad allá por los últimos años 80. Supongo quien gobernaba la ciudad, así que atribuyo a un funcionario del Ayuntamiento aún en activo que en aquella época dirigía los destinos culturales de la ciudad el mérito de haber convocado e este ilustre intelectual para que nos iluminara en su concepto de estado, de vida, de ética, de moral y de sociedad.


Foto del profesor Aranguren en la época en que lo conocí.
Autor: Carlos Miralles. Colección particular -CSIS (tomada de El País)

Otro conferenciante que por Vigo pasó por esa misma época, y del que guardo un recuerdo similar, fué D. Gonzalo Torrente Ballester... a quien ya he dedicado una entrada y sobre quien probablemente vuelva a hablar en el futuro.

A lo que iba. Bastó una simple conferencia del bueno de Aranguren (espero que no se revuelva en su tumba por el tuteo) para que mis ideas anteriores sufrieran una especie de revolución cultural y conceptual que, sin hacerles cambiar el rumbo, sí se consolidaron sobre unos cimientos más sólidos que los que tenían previamente. Su palabra amable, sosegada y cálida; su tono pausado y familiar; su rostro henchido de bondad me llegaron al alma (si es que esta existe) y desde ese momento tomé como maestro a un hombre que nunca más tuve el placer de volver a oír en vivo y en directo (y a escasos diez metros).


El profesor Aranguren al teléfono (Colección del CSIC)

Lo traigo hoy aquí porque he leído que su inmensa colección privada de documentos acaba de ser donada por sus herederos al CSIC. Dice la noticia que son 20.000 los documentos (17944 de los cuales son cartas que él recibió) que forman el fondo que ahora poseerá el CSIC en propiedad. Espero que algún estudiante y más de un investigador bucee un poco en esos documentos y que les saque tanto partido como yo he obtenido de una simple conferencia suya... claro que el profesor Aranguren era de los que ganaba en persona.

En unos días cumpliría 100 años si la parca no se lo hubiera llevado antes, pero sus palabras acompañarán siempre a quienes, voluntaria o involuntariamente, lo tuvimos como maestro. Sus herederos han donado su archivo, pero él se donaba a si mismo y yo me considero uno de sus afortunados herederos.